El creciente número de casos graves de envenenamiento de animales deja al descubierto las carencias en la lucha contra el veneno: el escaso compromiso de los sectores implicados y la ineficacia de la administración.

Un año más los campos de la Península Ibérica se plagan de cebos de diverso tipo impregnados de venenos. Personas sin escrúpulos, verdaderos delincuentes, utilizan sustancias tóxicas para eliminar animales que consideran perjudiciales a sus intereses. Con este método ilegal de caza se persigue fundamentalmente a los zorros, córvidos, perros y gatos en los cotos de caza; a los lobos, osos o incluso a los buitres en zonas ganaderas; a los topillos, ratones y pájaros en los cultivos; o a las ratas en los vertederos.

Sin embargo, no son sólo estas especies las que sufren las consecuencias de los envenenamientos. Otras muchas, buena parte de ellas protegidas, se alimentan también de los cebos ponzoñosos y mueren. Por último, algunos de los animales que se ven afectados por venenos pueden ser ingeridos por alguna persona, por lo que también el tema se convierte en un problema de salud pública. El simple contacto, aunque sea accidental, de una persona con los cebos o con los productos que se emplean para envenenarlos es peligroso.

El uso de venenos para cazar o dar muerte a animales en la naturaleza es ilegal en España. De hecho, está considerado como delito en el código penal y es una acción sancionable como falta muy grave en las distintas normativas relativas a la conservación de la naturaleza y a la caza. Sin embargo, de un tiempo a esta parte su empleo ha crecido de forma espectacular después de que durante los años siguientes a la promulgación de la Ley estatal 4/89 decayera un uso que hasta ese momento estaba muy extendido.

La persistencia de actitudes arcaicas en quienes pretenden afrontar lo que consideran un perjuicio para sus intereses –sean estos cinegéticos, agrícolas, ganaderos o de otro tipo–, unido a la falta de medios de vigilancia ambiental y el escaso celo de las administraciones a la hora de perseguir este grave delito ambiental, ha devuelto al veneno a la lista de los problemas más graves que afectan al medio natural. Aun siendo cierto que las administraciones ambientales y de justicia y el Seprona se están involucrando cada vez más en perseguir esta práctica, no lo es menos que su actuación es insuficiente y que los casos de envenenamiento siguen produciéndose casi a diario.

Los últimos casos de uso de veneno conocidos ejemplifican la gravedad de la situación (ver cuadro). Así, en Castilla-La Mancha han aparecido a lo largo de 2004 7 águilas imperiales envenenadas y 16 buitres negros. En 2004 en la isla de Fuerteventura han aparecido 4 alimoches (ver artículo en esta misma revista) y en Cádiz otros 2. Y en el Valle de Iruelas (Ávila) acaban de aparecer 5 adultos de buitre negro muertos en su propio nido.

Acabar con el veneno

Combatir el uso de venenos como método de caza requiere necesariamente de tres elementos simultáneos: paliar en lo posible las situaciones que sirven de justificación a los envenenadores, aunque esta justificación sea irracional, ser eficaces en la persecución y sanción del delito, y practicar por parte de los agentes involucrados la intolerancia activa frente al envenenador.

Como en tantos y tantos problemas, para atajar el uso del veneno se echa en falta la voluntad y los medios de las administraciones para perseguir el delito y solventar las situaciones estructurales que dan lugar a la generalización de su uso. Aún más, se echa de menos la implicación de quienes desde dentro pueden ayudar más que nadie a aislar a los delincuentes que afean la imagen de colectivos completos y que se aprovechan de los silencios cómplices para actuar ilegalmente.

La acción de las administraciones

De nuevo la sensibilización social va por delante de la acción de las administraciones y de los colectivos implicados. Frente a la coincidencia generalizada en que hay que acabar con el problema del veneno nos encontramos muchas veces con la respuesta simbólica o testimonial, casi siempre poco eficaz, de quienes más pueden y deben hacer.

El 23 de septiembre de 2004 la Comisión Nacional de Protección de la Naturaleza (compuesta por los Directores Generales de las 17 CC AA y el Ministerio de Medio Ambiente) aprobó la Estrategia Nacional contra el uso ilegal de cebos envenenados en el medio natural. Sobre este documento diversas CC AA han iniciado la redacción de sus propias estrategias y planes. Andalucía y Castilla-La Mancha son las que disponen de documentos más avanzados.

Sin embargo, a pesar de la gravedad de la situación, las estrategias y planes están quedando reducidos a un compendio de buenas e incompletas intenciones, muchas de ellas ya en ejecución y con los resultados conocidos. Si bien hay que dar la bienvenida a toda iniciativa que contribuya en algo a la lucha contra los venenos, no es menos cierto que eran de esperar documentos más completos y con un mayor grado de compromiso por parte de las administraciones ambientales.

Entre las principales carencias que se observan destacan tres. Por un lado, se suele omitir una referencia clara a las actuaciones administrativas que se pueden y se deben ejercer desde la administración ambiental para controlar y sancionar las malas prácticas cinegéticas, agrícolas o ganaderas que dan lugar al uso del veneno, descargándose buena parte de la responsabilidad de la actuación en la simple persecución penal de estos delitos, cuando ésta no es la única vía, ni muchas veces la más eficaz para actuar.

Por otra parte, no se ofrecen medios humanos ni económicos suficientes para actuar de forma seria en la detección y sanción de los casos de envenenamiento. Por último, las Estrategias carecen de calendarios, de objetivos concretos y de órganos de participación y coordinación que permitan evaluar el grado de eficacia y cumplimiento de las actuaciones.

Así las cosas, los contados casos en los que las administraciones pueden y deben ser felicitados por su buena acción frente al veneno quedan empañados por una acción vacilante y, lo que es peor, poco eficaz.

El programa ANTÍDOTO

Para hacer frente al problema del veneno las organizaciones ecologistas y conservacionistas nos hemos unido para actuar de forma decidida, constante y coordinada en el marco del programa ANTÍDOTO.

Este programa se inició en el año 1998 y se encuentra ahora en su segunda fase de desarrollo. Además de Ecologistas en Acción se han incorporado como núcleo motor del programa, WWF-Adena, SEO/BirdLife, Grefa, Fapas, Fundación para la Conservación y Protección del Buitre Negro, Sociedad Española de Conservación y Estudio de Mamíferos y la Fundación Quebrantahuesos. Otras muchas organizaciones colaboran o participan de las campañas y acciones concretas de persecución del uso de venenos.

El programa ANTÍDOTO ha demostrado una incidencia creciente en las actitudes sociales y, en especial, de las administraciones frente al problema del veneno y está contribuyendo a aislar cada vez más a aquellos que usan el veneno o a quienes lo justifican o consienten.

Las principales acciones del programa ANTÍDOTO son:

  • realizar campañas de sensibilización de la población en general y de los colectivos más directamente implicados en el uso de venenos;
  • mantener un teléfono SOS veneno para avisos urgentes;
  • promover la mayor implicación de las instituciones locales, regionales, nacionales y europeas en la lucha contra el veneno;
  • participar en la elaboración y desarrollo de las Estrategias Nacional y Regionales de Lucha contra el Uso de Venenos;
  • realizar estudios de campo y rastreos al objeto de colaborar en la detección del uso de venenos en coordinación con Seprona y los agentes medioambientales;
  • denunciar y hacer un seguimiento de los casos tanto por vía penal como administrativa;
  • desarrollar proyectos piloto para erradicar el veneno de nuestros campos.

Esta iniciativa se ha extendido recientemente a Portugal, donde se han establecido un programa similar ya que allí, por desgracia, la problemática también es semejante. Conviene recordar que la situación del uso ilegal del veneno en zonas aledañas de Portugal es muy preocupante, ya que en el país vecino todavía está muy extendido el uso de un veneno muy peligroso como es la estricnina. Algunas de las especies amenazadas como el águila imperial ibérica y el buitre negro se encuentran en proceso de recolonización en Portugal, y resulta fundamental asegurar que el veneno no lo impida.

Miguel Ángel Hernández y Theo Oberhuber, Ecologistas en Acción. El Ecologista nº 44

Drama cotidiano
No por conocidos dejan de ser dramáticamente espectaculares los datos oficiales del propio Ministerio de Medio Ambiente sobre el veneno. Según este organismo:
- Entre 1990 y 2001 se registraron 5.623 casos de envenenamiento. En total, en ese periodo de 1990-2001 se detectó un uso regular del veneno en 1.338 municipios de España, con 1.887 cotos, fincas o parajes identificados dentro de éstos.
- Las Comunidades Autónomas donde se han hallado un mayor número de animales envenenados son Andalucía y Castilla y León, sumando entre ambas el 55,3% de los envenenamientos registrados. Les siguen Castilla-La Mancha, Aragón y Baleares.
- De los 404 lugares donde se encontraron cebos envenenados en el periodo 1990-2000, la mayoría (59,6%) eran cotos de caza menor. A partir de la mitad de esa década, aunque en los cotos de caza se siguió colocando el mismo veneno de siempre, su porcentaje sobre el total disminuyó, hasta reducirse en el año 2001 al 28,4% de los casos detectados, debido a que el uso de veneno aumentó de forma alarmante en la agricultura y la ganadería. En esta situación, el uso ilegal y generalizado de veneno amenaza con la extinción de varias especies protegidas e incluso podría originar por accidente alguna catástrofe de salud pública.
- De los envenenamientos registrados –excluyendo mortalidades producidas con especies urbanas– un total de 2.390 ejemplares (42,5% del total) están incluidas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. Además de estas especies, la mortalidad por envenenamiento de perros domésticos y asilvestrados es muy alta: en esta década, se han detectado 1.411 casos de envenenamientos de perros.
- En el periodo 1990-2000, se localizaron envenenados 391 buitres negros, 566 buitres leonados, 112 alimoches, 68 águilas imperiales, 72 águilas reales, 7 quebrantahuesos, 560 milanos (negros y reales) y 12 cigüeñas negras.
Ecologistas en Acción lucha contra el veneno
Ecologistas en Acción desarrolla actuaciones particularmente relevantes en la lucha contra el veneno tanto a escala estatal como particularmente en dos de las Comunidades Autónomas con mayor problemática, Andalucía y Castilla-La Mancha.
En Andalucía se esta desarrollando la segunda campaña regional contra el uso del veneno, en la que se trabaja prioritariamente la concienciación y la sensibilización de los colectivos implicados, además de hacer rastreos de campo y el seguimiento de denuncias. En Castilla-La Mancha se desarrolla una intensa labor sobre el terreno en varias de las áreas más castigadas por este problema. Recientemente, impulsada por la personación de Ecologistas en Acción, se ha conseguido la primera condena de un envenenador en la provincia de Toledo, en un caso que provocó la muerte de un buitre negro. En la actualidad se está personado en dos casos recientes muy graves en los que se han localizado muertos 2 águilas imperiales en uno y 1 águila imperial y 6 buitres negros en otro, además de otras especies.