La Plataforma por el Barranco de Tamaraceite, formada por colectivos vecinales, juveniles, socioculturales, ecologistas, etcétera, inauguró el 27 de mayo a las 20 horas en el Gabinete Literario una muestra, titulada Barranco de Tamaraceite: El tesoro escondido, con dos propuestas para transformar Las Palmas de Gran Canaria. Esta transformación tiene como objetivo resolver cuestiones históricas pendientes, que limitan la calidad y el nivel de vida ciudadanos, como la carencia de espacios libres o la mala conexión entre la Ciudad Alta y Baja.

La Plataforma por el Barranco de Tamaraceite ha tenido desde que se formó, en julio de 2009, la voluntad de utilizar este paraje natural como motor de la renovación capitalina. Su iniciativa ha buscado aprovechar las oportunidades de la singular geografía laspalmense y, también, la existencia de terrenos de titularidad pública en su cauce, como el antiguo acuartelamiento Manuel Lois. Igualmente, ha tomado en consideración otros proyectos institucionales anteriores, planteados en los últimos años, como el del Parque de la Música o los del Frente Marítimo, además de las conclusiones de Proa 2020.

Aunque en esta ocasión hayan trabajado de manera independiente, Quirina Morales y Susanne Gerstberger (ésta última conjuntamente con la tercera componente del grupo, Naira Gallardo) obtuvieron el primer premio en el Concurso del Litoral organizado por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria en 2009. La filosofía de su intervención, galardonada al definir nuevas e importantes áreas de esparcimiento al aire libre y un tratamiento diferente de la movilidad urbana, ha sido el punto de partida en sus propuestas para el Barranco de Tamaraceite.

Las respectivas propuestas de Morales y Gerstberger actúan sobre el conjunto del Barranco de Tamaraceite, desde su desembocadura en El Rincón hasta su parte alta en La Mayordomía; tanto en el cauce, como en las laderas o los bordes superiores. Sus planteamientos intensifican el carácter medioambiental del paraje. De hecho, sus visiones priman los valores naturales con una innegable voluntad de cambiar el paradigma urbanístico de Las Palmas de Gran Canaria. En este sentido, inciden en la cuestión de la “sostenibilidad”, potenciando las energías limpias y los desplazamientos alternativos al coche. Por este motivo, todo el Barranco puede recorrerse a pie o en bicicleta, situando el vehículo privado en ámbitos periféricos de este corredor verde.

Los usos previstos contemplan zonas deportivas, de descanso, de actividades culturales o asociativas y de rehabilitación agrícola. Desde, por ejemplo, lugares para el paseo o la pausa en la sombra, a sectores con asaderos o camping, pasando por edificios polivalentes para la reunión, el encuentro cívico o la expresión artística. Aunque el Barranco de Tamaraceite se presenta como una dotación de la escala de la ciudad, se ha trabajado específicamente los enlaces con los núcleos poblacionales próximos con el fin de incidir en la dinámica cotidiana de los habitantes de Las Palmas de Gran Canaria.