Esther Fresno Tejedor. El Ecologista nº 62

La necesidad de reciclar la materia orgánica

La gestión sostenible de los residuos es hoy por hoy uno de los mayores retos a los que se enfrentan todos los países industrializados.

El aumento en la cantidad de residuos, junto a la mayor toxicidad de los mismos, ha provocado la necesidad urgente de poner en marcha otros modelos de gestión que den solución al agotamiento de materias primas causado por el significativo crecimiento en nuestros niveles de consumo y a la insostenible acumulación de residuos en los vertederos.

Según todos los estudios realizados para conocer la composición de los residuos sólidos urbanos, la fracción orgánica es el principal componente de nuestra bolsa de basura, siendo además la que causa mayores problemas de contaminación de aire, agua y suelo si va a parar a los vertederos. Entre estos problemas están las emisiones de metano (potente gas causante del cambio climático) procedentes de su descomposición y la producción de lixiviados.

El vermicompostaje doméstico

El vermicompostaje doméstico es un sistema sencillo y eficaz que posibilita la transformación de la materia orgánica en abono natural para plantas, cultivos, etc. gracias a la acción descomponedora de las lombrices y otros organismos.

Para poder llevar a cabo este proceso necesitaremos un vermicompostador con lombrices rojas fabricado por nosotros mismos o comprado. Los vermicompostadores normalmente cuentan con varias bandejas que se comunican entre sí a través de pequeños orificios.

Las lombrices necesitan humedad y protección frente a la luz directa del sol. Una vez que hemos instalado el vermicompostador en un lugar adecuado comenzaremos a alimentarlo progresivamente con nuestros restos orgánicos. Intercalaremos capas de materiales húmedos (restos de cocina) con materiales secos (restos leñosos triturados, paja, hojarasca, fibra de coco…). Cada vez que añadimos materiales húmedos, deberemos cubrirlos con materiales secos para evitar la afluencia de moscas y posibles olores. De esta manera estaremos proporcionando a las lombrices un sustrato húmedo, pero no inundado, ya que esto provocaría la putrefacción de la materia orgánica e impediría la circulación del oxígeno.

Las lombrices irán trasladándose poco a poco a la bandeja que contiene los alimentos que hemos ido aportando y dejarán libre y convertido en humus de calidad el contenido de la bandeja que abandonan.

Una vez extraído el humus, la bandeja quedará libre para repetir de nuevo el proceso de aporte de materia orgánica.

Materiales que SÍ podemos añadir al vermicompostador:

- Restos de frutas y verduras
- Posos de café e infusiones
- Cáscaras de huevo
- Papel y cartón sin tintas
- Restos de poda triturados

Materiales que NO debemos añadir:

- Restos vegetales muy ácidos: naranjas, limones, acículas de pino…
- Carne y pescado
- Restos de madera tratada
- Productos cocinados con grasas y aceites
- Papel y cartón con tintas
- Tejidos sintéticos, plásticos y metales
- Heces humanas, de perros y de gatos
- Cualquier tipo de producto químico

Beneficios de compostar la materia orgánica:

- Reproducimos el ciclo de la materia orgánica de una forma similar a como ocurre en la naturaleza, donde nada sobra y todo es reciclado para mantener la vida.
- Evitamos los problemas que causa la materia orgánica cuando va a parar a los vertederos (emisiones de metano, producción de lixiviados, malos olores…)
- Producimos un compost natural evitando el uso de abonos químicos que contaminan el suelo y los acuíferos.
- Reducimos la cantidad de residuos que van a parar a las calles y a los contenedores.
- Al realizarse en el propio domicilio, reducimos los costes energéticos del transporte y la contaminación del aire ya que no es necesario recoger esta fracción de la basura.
- Alimentando nuestros suelos con compost los hacemos más resistentes a la erosión, más sanos y más capaces de retener el agua de lluvia.