El pasado lunes 27 de septiembre, un accidente de un transporte de gasóleo de Repsol , ocurrido en el puente de Miraflores, ha provocado un importante vertido contaminante que ha alcanzado las aguas de la ría del Nervión en Bilbao. Según las informaciones oficiales, el accidente se ha producido a las 9:10 h. de la mañana y para las 10 h. la fuga había sido controlada. El gasóleo vertido (13.000 litros) y las sustancias utilizadas por los bomberos para disolver la fuga y evitar consecuencias mayores se han canalizado por los sumideros de las obras de la Autopista Super-Sur y han desembocado en la ría del Nervión en el desagüe existente en el barrio de La Peña.

Desde este punto y hasta muchos cientos de metros ría abajo (al menos, hasta más allá del Ayuntamiento,) el impacto ha sido evidente en las aguas del Nervión a simple vista (un río de gasóleo en medio de las aguas de la propia ría) y olfato (un constante e intenso olor a gasóleo), que aun puede apreciarse un día después.

Mientras todos los medios de comunicación ponían el acento en los problemas de tráfico y acceso a Bilbao generados por el accidente, nadie parecía estar preocupado por las graves consecuencias medioambientales del mismo. El daño ecológico causado en la ría, todavía hoy sin estimar, se disolverá una vez más en las aguas que van a dar a la mar.

Repsol ensucia el medio ambiente y se “lava la cara”

Una vez más, empresas altamente peligrosas y contaminantes causan daños graves al medio ambiente, mientras llaman a la ciudadanía a proteger ese mismo medio ambiente. En este caso ha sido REPSOL, que casualmente tiene instalada estos días junto al Teatro Arriaga de Bilbao una carpa propagandística bajo el lema “Ciudadano Responsable”, donde invita a la ciudadanía a practicar el reciclaje y la responsabilidad con el medio ambiente.

Mientras tanto, Repsol trata de ocultar los graves impactos medioambientales y sociales que ella misma provoca. Los impactos más lejanos e ignorados: destrucción de la selva amazónica ecuatoriana y otros ecosistemas con la extracción de petróleo; exilio, empobrecimiento, enfermedades y muerte en los pueblos indígenas; accidentes y contaminación en oleoductos y petroleros,… Y los impactos más próximos: contaminación en la transformación del petróleo en Muskiz, más contaminación con la nueva planta de Coque,… o ahora, este vertido accidental.

Y estos accidentes no son casuales. Entre 2000 y 2008 (últimas cifras publicadas) se han producido en el Estado español 429 accidentes (43 en Euskal Herria) con derrame de sustancias peligrosas: a una media anual de 48 accidentes. De ellos, una parte importante han sido con derrame de gasolina y gasóleo: en el año 2008, 24 accidentes de este tipo sobre un total de 47.

Una vez más se ponen de manifiesto los riesgos de determinados transportes de sustancias peligrosas y la escasa capacidad de hacer frente a sus consecuencias medioambientales. En el caso del accidente de ayer, dicen haber parado el derrame en menos de una hora, pero han sido incapaces de evitar que llegue al cauce del Nervión a más de un centenar de metros del lugar del accidente.

Ekologistak Martxan denuncia el “fregado de imagen” de Repsol Para denunciar estos hechos y la hipocresía de Repsol y las petroleras, activistas de Ekologistak Martxan con buzos blancos, mascaras antigas, fregonas y escobas, han realizado esta mañana junto a la carpa “Ciudadano Responsable de Repsol” una acción simbólica de “fregado” de la carpa y de “fregado” de Repsol.

Con ello pretenden denunciar el “fregado de imagen” de las empresas más contaminantes y exigirles que “dejen de llenarse los bolsillos ensuciando nuestro medio ambiente y de llamarnos la atención para que luego lo limpiemos entre tod@s”.