El Gobierno de Navarra no vincula los altos niveles de ozono troposférico que se dan en la Ribera con la presencia de las centrales térmicas de Castejón. Así lo ha manifestado la consejera de Medio Ambiente, Begoña Sanzberro. No sólo no relaciona ambas cosas sino que en una respuesta de cuatro páginas ni siquiera nombra las palabras «centrales térmicas» y achaca buena parte de la responsabilidad de las cifras a los «factores orográficos y climáticos». Además, dado que los medidores que reflejan unos índices más elevados son los de Arguedas, Tudela y Funes (ubicados en diferentes direcciones), asegura que «si el causante de la superación del nivel objetivo fuera un foco concreto, la superación se daría sólo en las estaciones situadas a sotavento del mismo». Por este motivo explican que «no existe una relación lineal niveles de ozono y emisión de precursores procedentes de fuentes cercanas».

Según las conclusiones de este departamento, «no existe una única causa que explique la superación del objetivo de protección de la salud en la Ribera, pero no hay una relación directa entre focos emisores cercanos y niveles de ozono». En la contestación argumentan que las superaciones de los niveles de ozono troposférico en verano «es una situación generalizada en los países del sur de Europa y del arco mediterráneo, lo cual implica una reflexión global».

Ecologistas en Acción de Navarra ha mostrado su malestar por las contestaciones de Medio Ambiente. Indicaron que el ozono troposférico «no se produce por generación espontánea, sino por la emisión de contaminantes primarios como los óxidos de nitrógeno (NOx) y se generan en la combustión, tanto de los motores de automóviles como en los quemadores de gas de las centrales térmicas». En este sentido explicaron que «las de Castejón son un foco importantísimo de NOx , tanto que emiten como todo el parque automovilístico de Navarra recorriendo 10 kilómetros. Hay un foco que no sólo se obvia sino que ni siquiera se nombra».

Señalaron que si el componente climatológico es relevante lo que tenía que haber hecho el Ejecutivo es «no haber puesto las térmicas ahí, no sólo porque no eran necesarias, sino porque su ubicación no es la adecuada». Por este motivo acusaron a Sanzberro de ejercer la política del avestruz de «meter la cabeza debajo de la tierra», en lugar de afrontar los problemas.

Informaron de que las memorias medioambientales del propio Gobierno de Navarra, anteriores a la implantación de las térmicas, aseguraban que no se superaba ninguno de los límites de ozono, el único factor diferencial de ese pasado reciente con la actualidad son las emisiones de óxidos de nitrógeno de las centrales, de ahí que relacionemos altas concentraciones de ozono troposférico con las térmicas de Castejón.

Para Ecologistas en Acción los datos que ofrecen los medidores están «cocinados en exceso» dado que pertenecen, en su mayoría a las empresas eléctricas. «Por encima de la protección para la salud no puede haber nada; tampoco los intereses económicos por muy fuertes que sean» y solicitaron que se tomen medidas para cumplir las directivas sobre ozono troposférico.