La enorme contaminación ambiental a la que estamos sometidos está haciendo cambiar los enfoques sanitarios.

Miguel Jara, periodista ambiental, www.migueljara.com. Revista El Ecologista nº 70.

Entre el 24 y el 26 de junio pasado, se celebró en Madrid el V Congreso Internacional de Medicina Ambiental. Médicos, científicos, nutricionistas, investigadores, abogados, periodistas y otros profesionales reunidos, junto con personas afectadas por dolencias ambientales, ofrecieron a la sociedad las conclusiones que se resumen aquí. Su intención es promover un debate que haga más sano nuestro entorno y que permita un tratamiento adecuado y eficaz a las personas que ya padecen enfermedades como consecuencia de la contaminación química y física que sufrimos todos.

Desde 1965 se han creado cuatro millones de compuestos químicos diferentes de los que unos 100.000 se producen y comercializan actualmente. Un buen número de ellos son tóxicos y solubles en grasa, por lo que tienden a acumularse en el tejido graso. Por su parte, la eclosión de la telefonía móvil y otros muchos aparatos que emiten radiaciones han disparado una contaminación electromagnética cuyos efectos nocivos empiezan a ser reconocidos por la Organización Mundial de la Salud pese a las presiones del sector de las telecomunicaciones.

Nuevas patologías

El efecto de la alta toxicidad en el ambiente y en los alimentos y el agua ha generado una variedad de enfermedades que comparten características bioquímicas. Sensibilidad Química Múltiple, Fibromialgia, Fatiga Crónica, electrosensibilidad, Parkinson, Alzheimer, Esclerosis Múltiple, Estrés Postraumático, Síndrome de la Guerra del Golfo, Síndrome de Colon Irritable, asma, autismo, hiperactividad, tinnitus, Síndrome Asociado a Implantes de Silicona, Síndrome Aéreo, ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), algunas esquizofrenias, epilepsia y otras dolencias han disparado el número de afectados en las últimas décadas.

Y cada vez existe más evidencia científica de que, al menos en parte, se deben al contacto constante con pesticidas organofosforados y organoclorados, carbamatos, disolventes orgánicos, mercurio, pesticidas piretroides y otros químicos habituales en el aire, el agua, los alimentos o la ropa. No podemos olvidar el cáncer y la relación con la cantidad de sustancias carcinógenas que usamos constantemente, las enfermedades autoinmunes y los tóxicos que han probado ser disruptores endocrinos.

Solo las enfermedades de sensibilización central podrían estar afectando en diversos grados a entre un 15 y un 20% de la población en los países desarrollados. En España, se estima que hay más de 300.000 personas que las padecen sin que reciban tratamiento adecuado por falta de clínicas especializadas. El número creciente de enfermos por causas ambientales es una sobrecarga para las familias y para los médicos que, en la mayoría de los casos, no saben como actuar para ayudarles.

Reducir la contaminación

Estas enfermedades emergentes cuestionan los límites legales de emisión de contaminantes desde el momento en que dosis muy bajas de un pesticida o de radiaciones electromagnéticas están enfermando a un gran número de personas.

Respecto a las radiaciones, se ha presentado a los partidos políticos un resumen de las exigencias de las personas que enferman por esta forma de contaminación. Se exige a las autoridades públicas que apliquen el principio de precaución para proteger de estas radiaciones a la población. Este manifiesto, firmado recientemente por más de 500 organizaciones sociales, pide que se reduzcan los límites de emisión legales en la actualidad para las fuentes emisoras de contaminación electromagnética, ajustándolos a los parámetros que expone la comunidad científica. También exige a las compañías eléctricas y de telecomunicaciones que reparen el daño que hayan causado y puedan seguir causando a la población por la emisión de radiaciones.

Durante el Quinto Congreso Internacional de Medicina Ambiental se han mostrado los tratamientos para las enfermedades causadas o agravadas por la toxicidad ambiental y, a través de numerosos casos clínicos, se ha concluido que esos tratamientos producen mejoría en la mayoría de ocasiones y ofrecen a los afectados la posibilidad de una vida digna y sin dolor.

La medicina ambiental y la medicina integrativa ofrecen un nuevo campo de información para el éxito en el tratamiento de un gran número de patologías. Una gran ayuda para cualquier problema de salud y un conocimiento imprescindible cuando nos encontramos con las llamadas enfermedades emergentes, multisistémicas o ambientales que, sin embargo, mejoran enormemente cuando ayudamos al organismo con nutrientes adecuados y sanos y eliminamos la toxicidad del entorno.

Es urgente conocer los protocolos de la medicina ambiental que llevan aplicándose durante más de 30 años a cientos de miles de pacientes en todo el mundo con muy buenos resultados. El mejor tratamiento, sin embargo, es la prevención de la exposición a tóxicos y radiaciones, en muchos casos, cambiando de residencia o lugar de trabajo.