El Plan de Gestión de Residuos de Navarra 2010-2020, presenta como una de sus principales medidas a implantar en nuestra Comunidad Foral la utilización de la incineración en la eliminación de residuos urbanos.

Desde el intento fallido de la colocación de una incineradora de neumáticos en Tudela, rechazada de plano por los ciudadanos, el Gobierno de UPN no ha asimilado que este tipo de plantas incineradoras no tienen justificación en Navarra, y que solo políticas e intereses económicos cercanos a los que nos han llevado a esta crisis, mantendrían una propuesta tan alejada de las necesidades reales de una Comunidad tan pequeña en población. Además afirmar que “el PIGRN definitivo surge de la participación social” es cuando menos tendencioso, ya que en lo fundamental se puede considerar que “el PIGRN definitivo es una imposición que no ha tenido en cuenta a la participación social”, sobre todo en cuanto a la ubicación de la futura incineradora, ya que todas las localidades que se han barajado se han pronunciado en contra.

Ecologistas en Acción queremos recordar que Navarra fue pionera en algunos aspectos de la gestión de los residuos y ha servido de referente en muchos lugares. Experiencias como la clausura de vertederos, la recogida selectiva, el compostaje… eran copiadas por gestores de otros lugares del Estado y del Mundo, por eso debemos seguir liderando políticas sostenibles y de futuro en vez de resucitar algunas de las tecnologías más obsoletas y contaminantes.

Afirmamos que la incineración es la forma más insostenible y peligrosa de tratar los residuos puesto que no los elimina, los transforma en la mayoría de los casos en sustancias mas peligrosas que son dispersadas especialmente a través de la atmósfera, pero que también contaminan los acuíferos y los suelos.

En el Plan de Gestión de Residuos se realiza una apología del tratamiento de residuos en incineradoras que no corresponde a una realidad muy distinta:

A) En primer lugar, se debe aclarar que el coste inicial de la instalación de una planta de incineración de residuos es muy elevado, en nuestro caso a cuenta del erario público. Se falsea su rentabilidad ante las opciones de ampliar el reciclado y la reutilización de residuos que generan mayor número de empleos. Todos son costes son para el contribuyente, que verá como aumentan sus tasas de basura y se destinan a financiar los beneficios privados de la empresa que gestione la incineradora.

B) El impacto ambiental de las plantas de incineración es algo extremadamente grave e intolerable.
Todas los tipos de incineradores liberan contaminantes a la atmósfera a través de los gases, cenizas y otros residuos. Entre la gran variedad de sustancias químicas que se emiten, se incluyen innumerables productos químicos que permanecen sin identificar. Las sustancias químicas presentes en los gases de la chimenea que también se localizan en las cenizas y otros residuos, los más frecuentes son: Dioxinas, Furanos, Bifenilos Policlorados (PCBs), Naftalenos Policlorados, Bencenos Clorados, Hidrocarburos Aromáticos Policíclicos (HAPs), numerosos compuestos orgánicos volátiles (COVs), y metales pesados como Plomo, Cadmio y Mercurio. La mayoría de estas sustancias son persistentes (resistentes a la degradación en el ambiente), bioacumulativas (se acumulan en los tejidos de organismos vivos) y tóxicas.

En resumen, la incineración no resuelve el problema de los residuos, únicamente los transforma; en la mayoría de los casos en formas más tóxicas que los originales. Las estimaciones realizadas demuestran como este tipo de plantas son responsables de la mayoría de las emisiones de dioxinas a la atmósfera. Estos contaminantes tienen la capacidad de desplazarse a cualquier punto del globo, y están presentes en los tejidos corporales de los seres humanos de todo el planeta En varios países europeos, se ha encontrado que la “leche de vaca” procedente de granjas situadas en las inmediaciones de los incineradores contiene niveles elevados de dioxinas, en algunos casos por encima de los niveles permitidos.

C) El hecho de vivir cerca de las incineradoras, así como de trabajar en ellas, se ha asociado con un amplio rango de efectos en la salud, entre los que se incluyen: Cáncer (en adultos y niños), impactos adversos en el sistema respiratorio, enfermedades del corazón, efectos en el sistema inmunitario, incremento de la alergias y malformaciones congénitas.

Agrupaciones como GAIA (Global Anti-incinerator Alliance) luchan en todo el mundo para la erradicación de las incineradoras y sus perniciosos efectos. No dejemos que nuestra Comunidad Foral deje de ser un ejemplo a seguir para otras comunidades y esperemos que abandere esta lucha contra las incineradoras: Navarra no debe sumirse a una práctica tan destructiva y nefasta para la salud de las personas y el medioambiente, Navarra no puede engrosar la fila de las administraciones que permiten la incineración en el tratamiento de residuos.

Por todo lo expuesto Ecologistas en Acción de Navarra nos reafirmamos en que este Plan ha dado la espalda a la participación ciudadana que en su mayoría no está de acuerdo con la incineración de residuos lo que ha hecho de la Comunidad Foral un referente en el tratamiento de residuos y que la apuesta por la incineración se debe en exclusiva a intereses político-económicos alejados de el interés general.

Creemos firmemente en la no utilización bajo ningún concepto de plantas incineradoras en el tratamiento de residuos. Como así hemos manifestado la toxicidad de las emisiones y vertidos de estas plantas de incineración obliga a renunciar a su utilización, y luchar por su total desaparición. No se puede tolerar el uso de una tecnología tan nociva y peligrosa para las personas y el medioambiente, y que solamente encuentra su rentabilidad sacándole el dinero al contribuyente. Rehusemos emprender una senda tan perjudicial para la ciudadanía.