Representantes de Renfe dan la razón, a Ekologistak Martxan y otras organizaciones al denunciar que “el AVE es un absoluto desastre”.

Las declaraciones hechas por el director general de viajeros de Renfe, hacían referencia al servicio de Toledo con Albacete, dado que el costo diario del trayecto de 18.000 euros, no justifica el servicio que ofrece a tan sólo una media de 9 pasajeros al día. Para la ejecución de este proyecto que ya ha demostrado su inutilidad, se invirtió 3.500 millones de euros.

Ahora, demasiado tarde, se denuncia el despropósito de esta infraestructura. También es tarde para algunos tramos en territorio vasco, pero, aprendiendo de los errores, y sabiendo que el gasto estimado para el caso de la “Y vasca” asciende a 6.341 millones de euros, ¿a qué se espera para paralizar las obras?

El argumento económico es de peso, especialmente, en época de crisis económica donde los importantes recortes sociales conviven con una política que prioriza la alta velocidad, con el consiguiente aumento descomunal del gasto público en infraestructura sin ninguna rentabilidad en términos económicos y sociales. No obstante, hay razones ambientales, sociales, de ahorro energético, etc… que fortalecen aun más, la opción de paralizar las obras.

El actual ejecutivo conservador de Portugal, decidió ya suspender el proyecto de tren de alta velocidad con Madrid, para no endeudar más al país. Si no ponemos las barbas a remojar, ¿tendremos que afrontar un rescate financiero, con lo que ello implica, para poder pagar un TAV que no necesitamos?