¿Cuál es el valor de las cosas?, esta es una pregunta que hoy en día siempre está en nuestra mente dentro del actual sistema de vida que nos toca vivir.

Todo tiene precio, un valor económico, contaminar un río, contaminar el aíre, destruir un árbol, matar un animal… todo es cuestión de dinero, todo ha sido valorado por economistas y técnicos, todo está en los manuales. Hasta el momento es más fácil hacernos ver a todos cual es el valor de lo nuevo construido, es decir el coste de una obra nueva, de una nueva inversión, sin pararse a pensar cuanto es el valor de lo destruido, de lo ya existente. En muchos casos el valor de lo destruido supera a las nuevas inversiones. En estos casos es injustificable una obra nueva, sino es por capricho o por un error de valoración.

Y es que al poner valor a ese patrimonio natural, a ese patrimonio cercano, a esos bienes cotidianos… cuando se convierte en el común de los momentos de nuestra vida puede hacernos obcecarnos en los errores. A veces son los ajenos, foráneos… a nuestra realidad, los que si saben apreciar el valor de esa cotidianidad, que eso sí, un técnico bien formado podría valorar económicamente hasta el último euro o una persona más alejada de la cotidiana cuadrícula podría analizar, desde una visión más calmada y premeditada.

¿Cuál es el valor de las noches fresquitas de verano? Dependerá de si se lo preguntas a alguien que huye del calor de Sevilla o de alguien que pone una terraza todas las noches…

¿Cuál es el valor de un pequeño río limpio donde echar un chapuzón o refrescarse a la sombra de sus árboles, meditando en la tranquilidad de una de esas dehesas u olivares cercanos?

¿Cuánto valen quizás las mejores vistas de Monesterio o disfrutar con buenos paisajes como los de la Sierra del Castillo, Aguafría, Sierra de la Cruz y Tentudía; así como del valle del río Víar y de los pueblos cercanos?

Para quien los vive cotidianamente, seguramente poco y quizás, sólo será consciente de ello cuando se lo quitan o bien cuando se pone en valor o como identidad propia. Para el foráneo es incomprensible la poca importancia que el autóctono le da a lo que tiene.

Por tanto debe ser la concienciación, la formación, la protección y la puesta en valor de todos esos valores las que no lleve a darnos cuenta de lo que tenemos.

Entonces, ¿Qué podemos hacer para poner en valor nuestros paisajes, nuestro clima, nuestro entorno, nuestro pueblo, nuestra cultura campesina, ganadera y forestal, nuestro pasado…?

Por descontado hay mucho que hacer, pero nosotros nos vamos a centrar hoy, en el objeto de este artículo que es la puesta en valor de la Colada del Ejido a la Cruz del Puerto. De cuyos valores excepcionales y particulares que la hacen diferente a cualquier otra vía pecuaria, ya hablamos en otro artículo aquí publicado (https://www.ecologistasenaccion.org/article15257.html), y al cual os remitimos para profundizar en ellos. Valores que en definitiva tienen que ver con los valores objeto de la introducción hecha más arriba. Y que desde luego tiene que ver con no dejar pasar una oportunidad histórica para los Monesterienses como es la puesta en valor para un disfrute sostenible de esta parte de nuestro territorio público como es la Colada del Ejido a la Cruz del Puerto. Qué sea el “parque” más grande por descontado de Monesterio no debe pasarse por alto. Igual que otros parques archiconocidos y sin ser pretenciosos ni comparar, como el Retiro, la Casa de Camp, el Parque María Luisa, del Prado, del Alamillo, Central Park… de grandes dimensiones se encuentran en un entorno urbano que se han intentado naturalizar y compatibilizar con el urbanismo dentro de sus posibilidades. Convirtiéndose en parte de la identidad de estas ciudades y objeto de visita indiscutible por los foráneos, y de disfrute indiscutible de sus ciudadanos.

Eso sí con la particularidad de que en nuestro caso no debe considerarse en sí un parque en exclusiva sino que estamos hablando de una Vía Pecuaria con sus características particulares.

A día de hoy “La Colada del Ejido a la Cruz del Puerto”, se puede considerar como una de las pocas “fincas públicas” de Monesterio (junto a la Matrera y otras) con las características especiales, la protección y la titularidad que tienen las vías pecuarias. Donde por supuesto no se puede hacer lo que se quiera.

Actualmente está deslindada y amojonada, lo cual y en teoría debería ser suficiente para su protección, aunque en la práctica no lo sea. En las actuales normas subsidiarias de Monesterio se contempla de forma muy básica su protección urbanística, que deberá ser adaptada en el próximo Plan de Ordenación Urbana, no sólo de acuerdo a la actual legislación urbanística y de vías pecuarias. Sino a la jurisprudencia proveniente de varias sentencias judiciales que establecen cual es el nivel de protección urbanística que deben tener y cual es su peso sobre el ordenamiento urbano. Que en teoría debería alejar toda acción especuladora sobre las vías pecuarias.

Si ya tenemos claro cuales son sus valores y su autenticidad, esto nos debe llevar a plantearnos otra pregunta, ¿Para qué sirve?:

Obviamente y en primer lugar, para poner en valor todo de lo que hemos hablado, dado su concepción geográfica alrededor de Monesterio.

Desde un enfoque local:

  • Es una zona perfecta para la realización de cursos de poda, de descorche, de recogida de piñas, de jardinería, de áreas degradadas…
  • Es una zona perfecta como base para la realización de Escuelas Taller, Talleres de Empleo, Campos de Trabajo…
  • Es una zona perfecta para el esparcimiento local a modo de paseos, senderismo, merenderos…
  • Es una fuente de salud como uno de los grandes parques de Monesterio.
  • Puede ser fuente de identidad colectiva local.
  • Es un sitio perfecto para el fomento de la educación ambiental.

Desde un enfoque externo:

  • Ayudaría a fomentar el turismo rural de la localidad.
  • Ayudaría a mejorar la imagen de naturaleza de la localidad.
  • Ayudaría a aumentar la imagen exterior de Monesterio en Extremadura y fuera de ella.

¿Qué se puede hacer?

Desde luego y en primer lugar protegerlo más allá de la actual legislación que la protege, sentándose a analizar todo esto desde todos los puntos de vista y dentro de la realidad legislativa. Teniendo claro que la continuidad es uno de sus valores claves y que su parcelación-fragmentación por usos indebidos no sólo estropea sus valores sino su identidad y propia estructura base.

- La potenciación del Sendero Local Colada del Ejido a la Cruz del Puerto.
- El diseño de un itinerario interpretativo, educativo y formativo.
- El fomento de estudios históricos, etnográficos, culturales, botánicos, de fauna… sobre ella.
- La difusión de sus valores a través de folletos, libretos, Internet…
- Su enlace con el aula de interpretación de la naturaleza del Silo, creando una sala dedicada a este espacio, a las vías pecuarias y a la trashumancia, a la cultura pastoril…
- Fomentar la creación de un día de la trashumancia, la ganadería, y el campesino en torno a esta infraestructura rural que es la Colada del Ejido.
- Se podría instalar alguna estatua o monumento dedicado a los ganaderos y trashumantes que fuera identificativos de la Colada del Ejido. E incluso figuras grandes de animales autóctonos a lo largo de su recorrido.
- Realizar una repoblación continua con especies autóctonas en todo el Sendero de manera que siempre vaya sombreado.
– La colocación de señales interpretativas de los valores: históricos, etnográficos, naturales, geográficos, paisajísticos, de la Colada del Ejido a la Cruz del Puerto.
- La restauración y repoblación de los arroyos que atraviesa
- Que se permuten los terrenos afectados por carreteras y calles que impidan la continuidad de la Vía Pecuaria dentro de lo posible. Realizando pequeñas obras, pasos peatonales, que unan las zonas más urbanas o fragmentadas a modo de carril bici- peatonal.
- Restaurar los pilares y mejorarlos con mampostería, así como diseños para fauna acuática.
- La colocación de bancos rústicos y puentes o pasos peatonales en los río.
- El diseño de itinerarios botánicos señalizados y la siembra de especies arbóreas de toda España.
- La creación de pequeños merenderos de bajo impacto y su mantenimiento.
- La creación e instalación de elementos para un museo histórico-etnográfico al aire libre.
- Recreación de las labores agrícolas a través de las antiguas eras en la zona del antiguo Campo Agrícola, puesta en valor y difusión de aquella labor mediante carteles interpretativos. Puesta en valor de lo que fue el Campo Agrícola.
- Eliminación de la pared inconclusa del semiparque de la ronda de circunvalación que no puede ser cerrado ni acabado por ley y de todos aquellos elementos o infraestructuras que impidan una continuidad de este espacio semiforestal.
- Eliminación y/o control de todo tipo de contaminación visual, acústica, lumínica, de aguas, escombros…
- Creación de refugios para la fauna con majanos de piedras grandes.
- Creación y mantenimiento de charcas temporales…

En definitiva, la creación de un espacio semiforestal abierto, con contenidos naturales, culturales y deportivos autóctonos. Sin vallas ni paredes transversales, a modo de cinturón verde para Monesterio, corredor ecológico, cuyos contenidos naturales, paisajísticos y culturales hacen que pudiera ser declarado como Corredor Ecocultural Colada del Ejido a la Cruz del Puerto (figura que estrenaría Monesterio en toda Extremadura, siendo por tanto pionera). Cuya creación y potenciación debe ser enfocada desde la participación pública y asociativa, con la coordinación del Ayuntamiento de Monesterio y la Consejería de Agricultura, Energía, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, y el apoyo de entidades como la Mancomunidad de Tentudía, Cedeco-Tentudía y obviamente todo el que pueda aportar algo positivo.

Un valor para el disfrute, para el esparcimiento, para el turismo rural,… en definitiva para el desarrollo sostenible de Monesterio.

Más información:

https://www.ecologistasenaccion.org/article15257.html

https://www.ecologistasenaccion.org/article8720.html

https://www.ecologistasenaccion.org/article6410.html