…Palomares aparte, Gibraltar ha tenido, como mínimo, dos peligrosas ocasiones en las que ha podido ocurrir una tragedia nuclear. Una de ellas tuvo lugar en 1984 cuando un submarino atómico de la URSS, de la clase Viktor, colisionó, cuando maniobraba sumergido por el Estrecho con intención de no ser detectado, contra el casco de un carguero soviético llamado Bratstvo que trataba de ocultarlo y que quedó gravemente dañado. Si el accidente hubiese afectado al reactor nuclear del sumergible, entonces las consecuencias sobre la Bahía de Algeciras habrían sido severas. El otro caso, conocido por todos, es el del submarino atómico Tireless, cuyo sistema de refrigeración del reactor nuclear permaneció averiado entre mayo del 2000 y mayo del 2001 en el mismo puerto de Gibraltar.

También hay que mencionar hechos no militares y aparentemente no relevantes como el acaecido el martes 31 de mayo de este año, a las 15,35h., cuando en el puerto de Gibraltar, en la zona de North Mole, tuvo lugar una explosión que reventó e incendió un enorme (de 15 metros de altura por 15 de diámetro) tanque de residuos de petróleo y que tuvo como resultado 14 heridos. Al lugar acudieron tres remolcadores con surtidores de agua, tres unidades de la Brigada de Bomberos de Gibraltar y dos del Servicio Anti-Incendios y de Rescate del Ministerio de Defensa. Según periodistas de la zona, se advirtió a los vecinos que cerraran las ventanas de sus casas para evitar la toxicidad de la gigantesca humareda negra; el puerto quedó desalojado; el aeropuerto inutilizado; la radio y tv de Gibraltar emitieron en directo lo que sucedía y se intentó transmitir calma a la población, aunque el nerviosismo, irremediablemente, cundió y el tráfico se volvió inusitadamente intenso, sin llegar al caos.

A raíz de sucesos reales como los citados, nos preguntamos qué ocurriría en caso de grave accidente militar en o ataque militar a la Base de Gibraltar. Ciertamente, muchos municipios tienen planes de emergencia civil, los cuales son poco conocidos por la población. Pero ¿qué pasaría si en medio de pueblos o ciudades como Cádiz, Puerto de Santa María, Morón, Gibraltar, La Línea, Algeciras, etc., tuviese lugar un ataque militar o un atentado terrorista contra instalaciones militares y se produjera, además de muchos fallecidos, contaminación química, nuclear o biológica que afectara a la población civil?; ¿alguna autoridad, en tal caso, tiene previsto qué hacer?; ¿existe un plan de emergencia para el caso, por ejemplo, de contaminación radiactiva de origen militar –caso Tireless– ?; ¿se ha informado alguna vez a las autoridades civiles y a la población al respecto?.

Como consecuencia del amenazante “escudo antimisiles”, el triángulo Rota-Morón-Gibraltar ha quedado convertido en blanco estratégico prioritario de los países enemigos de la OTAN. ¿No es una locura mantener estas bases militares literalmente en medio de grandes núcleos de población?. ¿Tiene que ocurrirnos algo muy grave para que hagamos algo al respecto?. ¿No dicen nada sobre estos problemas el Partido Popular y el Partido Socialista?. Este año, quienes organizamos las marchas contra las bases (30 de octubre en Morón, 6 de noviembre en Rota y 13 de noviembre en Gibraltar) insistimos una vez más: ni OTAN, ni bases. Los gastos militares, el rearme y las guerras no generan ni Paz ni seguridad; las armas nucleares son, radicalmente, una indignidad humana. Por estas razones, estas bases deben ser ya totalmente reconvertidas a usos civiles. La Paz es una exigencia inaplazable –y esto es aún más verdad en tiempos de crisis– desde el punto de vista ético y político. Nadie puede volver la vista hacia otro lado mientras al pie de nuestras casas, desde estas bases, se fabrican las guerras de Irak, Afganistán, Libia…

La Cultura de Andalucía tiene su esencia en una natural forma de ser hospitalaria y amistosa de nuestro pueblo. Nuestros valores más profundos son el gusto por la vida, un espíritu alegre y festivo, la manera solidaria de percibir y sentir a cualquier otra comunidad humana, el afán por compartir lo que tenemos con notable actitud de acogida y solidaridad, una sensación de libertad y de arraigo profundo en un excepcional medio natural, la interculturalidad, etc. Hay algo en todos nosotros de honda inocencia y de alegría. Pero también los andaluces y las andaluzas sabemos muy bien, históricamente hablando, lo que es sufrir y padecer las consecuencias de modelos económicos y políticos injustos, impuestos desde fuera y llenos de violencia estructural. Estamos curtidos en las penurias y dificultades de una historia complicada y, frecuentemente, nada grata. Pero las bases de Rota, Morón y Gibraltar, que tienen capacidad militar atómica, constituyen la realidad y el símbolo más opuesto posible a nuestra Cultura: la guerra. Y por ello, jamás, nunca, consentiremos estas fábricas de destrucción clavadas en el corazón de nuestra Cultura por la Paz y el Medio Ambiente.

Por Cristóbal Orellana González (Secretario de la Comisión de Paz y Soliaridad de Ecologistas en Acción de Cádiz).