Hace ya algunos años, cuando Teruel se enfrascaba en la transformación
urbana del centro, desde Otus-Ecologistas en Acción de Teruel llevamos a cabo varias iniciativas para intentar que alguno de los árboles afectados por
las obras se salvase de la tala. Fuimos muy críticos con obras como la de
la plaza de las Monjas o la Glorieta, donde llegamos llevar a cabo una
acción reivindicativa para pedir el indulto de alguno de los árboles, pero
de poco sirvió.

Cuando hicimos recuento de los árboles que quedaban por entonces en el
centro, eran pocos, la mayoría muy jóvenes. De gran porte tan sólo
quedaban cuatro plátanos, los de la plaza del Mercado. Poco después se
presentó el proyecto de remodelación de esta plaza, los responsables
recalcaron el carácter sostenible de su edificio, presumieron de la
etiqueta medioambiental que iba a llevar esta obra y como adorno
anunciaron que además de crear nuevas zonas verdes, iban a respetar los
cuatro árboles que existían.

Como la obra ha durado tanto, tantísimo, es difícil recordar si los dos
primeros cayeron antes o después. Habían dejado dos, no sabemos si como
símbolo de la verde europeidad del proyecto, o porque les venían muy bien
para colocar los carteles de obra, colgar los cuadros de luz y meter por
ellos todo el cableado. No sabemos si colocar un poste habría disparado el
presupuesto de esta obra, que por lo visto ha salido baratita.

En el estado en que habían dejado estos árboles, seguramente poco se podía hacer. Esta mañana no había ni rastro de los viejos árboles. Ya están
plantados los nuevos, se han dado prisa; enhorabuena. Pero cuando dentro
de unos meses, esperamos que pocos, se inaugure la plaza del Mercado, y a sus responsables se les llene la boca con la sostenibilidad del edificio,
la incorporación de energías renovables y todas esas notas tan adecuadas
para salir en alguna revista de arquitectura, que hagan el favor de
hacerlo en voz baja, porque no han sido capaces ni de conservar dos
árboles.