Aniversario de Fukushima
Ciclo de Cine Clásico Antinuclear
Viernes, 9 de marzo, 19:30 h. Plogoff. Piedras contra fusiles
Dirigida por N. Le Garrec y F. Le Garrec. Bretagne Films. Duración: 90 minutos. Bretaña, 1980
El movimiento antinuclear europeo obtuvo éxitos sonoros, como el cierre de Lemoiz y Pointe du Raz, entre 1979 y 1982. De este último trata la película Plogoff, un pequeño pueblo bretón consiguió frenar la construcción de uno de esos monstruos.
Giscard D'Estaing, presidente de la República francesa, llegó a reconocer que en esa ocasión “se fracasó al tratar de imponer el programa nuclear, debido a la oposición frontal y a pesar del control de la información”.
Lugar: Marqués de Leganés 12 – 28004 Madrid. T.: 915 31 27 39
Organizado y presentado por Periodistas en Acción y Área de Energía de Ecologistas en Acción
Próximas películas del ciclo
- 16 de marzo, 19:30 h.: El Síndrome de China
- 23 de marzo, 19:30 h.: Cuando el Viento Sopla
Ciclo de Cine Clásico Antinuclear
El desastre de Fukushima, sumado a la memoria de otros desastres nucleares, arroja una imagen nítida sobre la energía nuclear: los riesgos producidos por su producción y uso son incompatibles con un desarrollo seguro, armónico y democrático.
La energía nuclear es antitética al concepto más básico de seguridad humana, ya que sus instalaciones se basan en un fundamento absolutamente falaz, que no es otro que la inmutabilidad del entorno en el que se imponen sus instalaciones.
Además, no se debe olvidar, que la generación nuclear provoca una concentración de poder que marca el escenario de las grandes multinacionales y consecuente dependencia de la sociedad y el mundo. Por desgracia, la actual crisis explicita cual es el papel del mercado arrojándose sobre una depredada sociedad.
A todo esto, hay que sumarle la proyección militar consustancial a la energía nuclear. La energía nuclear se sigue usando para amenazar, para enfatizar lenguajes de miedo y chantaje global.
Por si todo lo anterior fuera poco, hay que subrayar el factor tiempo.
De este modo, la energía nuclear funciona como una herida en la historia de la humanidad, cuya cicatrización no se acierta a ver en el horizonte: concentración de poder en manos de multinacionales y el consiguiente escenario de injusticia social y dominio económico y de los recursos naturales; pérdida de democracia neta y de soberanía popular; focos de inseguridad constante, accidentes, incidentes, residuos; militarización, etc.
Por todo lo anterior, y ante el despiadado trabajo de los potentes grupos de presión pronucleares, es necesario crear foros de reflexión, crítica y denuncia, que sitúen a la energía nuclear ante el juicio inapelable de una sociedad que mayoritariamente la rechaza.