Reforma del Código Penal: acallar las protestas sociales por la vía de la represión.

Ecologistas en Acción es una organización ecopacifista que siempre usa medios noviolentos en su forma de actuar. Por eso se muestra especialmente preocupada por la nueva vuelta de tuerca que quiere aplicar el Ministerio de Interior ante la disidencia pública con la reforma del Código Penal que se acaba de anunciar. Así, considerar delito acciones como la resistencia pasiva no es sino una aberración, que además generará violencia y crispación como demuestran muchos ejemplos recientes en los que la actuación de la policía ha sido claramente desmesurada y represiva (p. ej. las protestas estudiantiles de febrero en Valencia).

Es claro y notorio que en el Estado español tenemos una conflictividad social muy baja en relación a la durísima situación social que se vive (más de cinco millones de parados, creciendo día a día, desahucios continuos, graves problemas de exclusión social, centros de internamiento de inmigrantes, drásticos recortes sociales, amnistías a los grandes defraudadores, recursos públicos invertidos en rescatar a los bancos y no a las personas, etc.).

En este sentido, Ecologistas en Acción se pregunta, ¿dónde está “la espiral de violencia” de la que habla el Ministro? De hecho, si por algo hubiera que caracterizar a nuestro Estado sería justo por lo contrario. Ahí está, por ejemplo, toda la gran muestra de civismo y de afán de verdadera participación pública que está suponiendo el movimiento del 15M, y que sólo ha devenido en situaciones violentas de forma puntual y siempre a partir de actuaciones policiales funestas.

En una situación como la actual, no facilitar cauces a la expresión pública de la disidencia es un caso error. Y, peor aún, la experiencia muestra cómo la represión indiscriminada e injusta de estas expresiones de descontento sólo genera violencia y más crispación. Véase lo ocurrido en la protestas estudiantiles de Valencia a favor de la escuela pública, en febrero pasado, donde todo el mundo pudo ver las situaciones –grabadas– que solo la policía y sus responsables políticos niegan.

Además de aberraciones como la de considerar la resistencia pasiva (un método usado por Gandhi y muchos otros pacifistas) como un atentado contra la autoridad, también se quiere considerar delito de desórdenes públicos el penetrar en establecimientos públicos. Esto es algo que, por ejemplo, Ecologistas en Acción hace de forma habitual en sus protestas noviolentas, como una forma de llamar la atención sobre situaciones que considera injustas. ¿Se va a encarcelar a los activistas que desplieguen una pancarta en la puerta de un Ministerio?.

Los datos muestran a las claras que somos el Estado de Europa occidental con mayor proporción de personas encarceladas y, paradójicamente, uno de los menos criminalidad tiene. Con la reforma que quiere llevar a cabo el Ministerio de Interior es claro que lo que se pretende es que no haya disidencia en nuestras calles, por la vía de la represión. Y, de paso, incrementaremos nuestro hecho diferencial de ser el país con más personas presas.