El aumento espectacular de ventas de aparatos de aire acondicionado en los últimos años se presenta como el principal causante del desaforado crecimiento del consumo. En muchas ocasiones se instalan este tipo de aparatos en salas con condiciones muy alejadas de las óptimas para un uso eficiente. Habitaciones demasiado pequeñas, mal aisladas, temperaturas programadas demasiado bajas y aparatos poco eficientes energéticamente son las condiciones comunes que hacen insostenible ambientalmente este consumo.

Es evidente que, además de resolver estas trabas, lo mejor sería evitar el uso de este tipo de aparatos de climatización en favor de otras soluciones menos derrochadoras de electricidad. Aislar bien puertas y ventanas, colocar cortinas en las ventanas, adquirir los electrodomésticos necesarios de alta eficiencia (etiqueta de clase A), apagar el modo en espera o stand-by de los aparatos de vídeo, TV, DVD, etc., utilizar bombillas de bajo consumo, y en definitiva utilizar siempre lo estrictamente necesario, son las medidas básicas para reducir el consumo eléctrico.

No hay que olvidar que este calor que sufrimos está enmarcado en lo que la comunidad científica ha dado en llamar Cambio Climático, y que se refiere al calentamiento global del planeta. Curiosamente este calentamiento global ha sido, y está siendo causado, por la emisión a la atmósfera de ciertos gases contaminantes, entre ellos el dióxido de carbono (CO2), que se producen de forma masiva en las centrales térmicas de producción de electricidad. Este tipo de centrales son las que se utilizan de forma mayoritaria en nuestro país. Por tanto, esto nos lleva a pensar que cuanta más electricidad consumamos, más contribuimos a aumentar las temperaturas, año tras año.

A pesar de que, como viene siendo habitual en los últimos veranos, las compañías eléctricas “sufren” averías y dejan sin suministro a algunas zonas de nuestra geografía, conviene recordar que los mayores picos de consumo eléctrico se producen en invierno, y no en verano. Lo cual quiere decir que las peticiones de construcción de centrales de producción eléctrica carecen de sentido. La mayoría de los cortes de suministro eléctrico se producen por deficiencias de la red de distribución eléctrica, ya que la potencia instalada en todo el país (a 1 de enero de 2005) es de 70 565 MW, cuando las demandas máximas no llegan a 40 000 MW.