Víctimas del amianto somos todos. O al menos todos somos posibles afectados.

La historia de la industria del amianto (desde la minería hasta el depósito final en un vertedero) es una metonimia del capitalismo: una parte del mismo que explica el todo. Es un holograma del neoliberalismo: un fragmento que contiene la misma lógica y modo operativo de todo el sistema: ganar y más ganar a costa de lo que sea, en este caso de la salud de millones de personas.

Ha sido una industria enormemente concentrada, que ha dado grandes beneficios a los pocos magnates que la han controlado; ha engañado a las gentes –trabajadores y ciudadanos- sobre su enorme peligrosidad, conocida desde mediados del pasado siglo; ha provocado la mayor tragedia industrial de la historia de la humanidad y, una vez que se logren cerrar todas sus empresas, por más de 40 años seguirá causando muerte y desolación. Y todo en medio de una conspiración de silencio y una complicidad que nos sigue anestesiando.

La mundialización del amianto (“uralita” en España) no es una exageración. La Organización Mundial de la Salud (OMS), que no es dada a alarmismos precisamente, viene diciendo con rotundidad lo que sigue: “En el mundo hay unos 125 millones de personas expuestas al asbesto en el lugar de trabajo (…) y la exposición laboral causa más de 107. 000 muertes anuales por cáncer de pulmón relacionado con el asbesto, mesotelioma y asbestosis”i. Si a esto añadimos la exposición fuera del lugar de trabajo y consideramos que un 30% de muertes del amianto son domésticas o ambientales, se puede decir que cada año unas 150.000 personas van a morir a causa de esta industria, y así por más de 30 años. Repartidas por todo el mundo.

Aunque el amianto está ya formalmente prohibida en 54 países, aún se siguen extrayendo de las minas del mundo más de dos millones de toneladas anuales que se dirigen principalmente a China, India, Rusia, Brasil y Kazajstán. Es la mitad aproximadamente de lo que se extraía en las épocas más productivas.

Los últimos 130 años, en los que ha explotado más intensamente este mineral, han supuesto un traslado del amianto/asbesto desde las rocas asentadas en el medio natural hacia los ambientes humanizados. Se calcula que en torno a 250 millones de toneladas están entre nosotros, de las cuales 80 millones están instaladas en Europa y 2,6 millones en España. Y se sabe que el riesgo de inhalación e ingestión de fibras está presente en todo el proceso: extracción, preparación, transporte, transformación, aplicación, uso, almacenamiento y gestión de los residuos. Como se trata de un cancerígeno tipo I eso implica que no hay dosis mínima segura, aunque existe una correlación positiva entre tiempo de exposición, tipo de mineral y probabilidad de contraer alguna de las graves enfermedades características. Hay cálculos aproximados que dan una cifra de unos 10 millones de fallecidos hasta 2030.

Ante este panorama, y convocados por la Asociación Francesa de Víctimas (ANDEVA), ha tenido lugar en París, los pasados días 12 y 13 de octubre, un encuentro de 300 representantes de asociaciones de víctimas y afectados por el amianto, científicos, políticos y activistas, de unos 20 países de cinco continentes. El encuentro ha culminado con una manifestación de más de 3.000 personas venidas de muchas partes que, desafiando al mal tiempo, han expresado su indignación y cólera por el escenario descrito.

Esta Journée internationale des victimes de l'amiante se ha celebrado en la sede del Senado francés – el Palacio de Luxemburgo- y ha contado con el respaldo de miembros del propio Senado y de la Asamblea francesa. Han intervenido 8 médicos epidemiólogos y 36 representantes de organizaciones de los distintos países asistentes.ii

La senadora francesa Annie David, que ha abierto el acto, ha pedido » la completa erradicación mundial del uso del amianto», y ha aseverado que «la realidad de nuestras democracias sociales se mide por cómo tratamos a los enfermos.»

Lo más singular de la jornada ha sido el anuncio por parte de Canadá, a través del diputado canadiense Pat Martín, enfermo de placas pleurales, del fin de la extracción y exportación de amianto en su país. Y dijo “amo a mi país, pero agacho la cabeza con vergüenza cuando digo que Canadá exportó miseria humana por todo el mundo. Llamo a la industria del asbesto malvada y corrupta”, y afirmó que el apoyo gubernamental a los productores de asbesto ha supuesto “bienestar corporativo para empresas asesinas en serie”. Una de las resoluciones salidas de la conferencia ha sido la de enviar una carta a la primera Ministra de Quebec Pauline Marois felicitándola por la “valiente posición adoptada por su gobierno de retirar la ayuda financiera prometida a la Mina Jeffrey de asbesto”.

Por parte de Australia, la senadora Lisa Sing recordó que su país es el que más amianto ha usado por persona en el mundo y que el gobierno tiene una actitud proactiva con un plan nacional del asbesto para reducir la incidencia de enfermedades relacionadas con el amianto en Australia. Se calcula que 25.000 australianos morirán en los próximos 40 años solo por mesotelioma (el doble más por cáncer de pulmón y otros miles por otras enfermedades del amianto).

Para resaltar la importancia del amianto se constató que el brote de H1N1 de la gripe porcina en 2009, que causó 14.142 muertes en el mundo, fue declarada una pandemia por la OMS, sin embargo la crisis de salud pública por el amianto, que representa más de 150.000 muertes cada año, no ha tenido la misma condición. Por tanto se consideró que desde el punto de vista de salud la tragedia del amianto era una pandemia y como tal debía tratarse.

La representante brasileña informó de que la prohibición en todo su país está pendiente de una resolución del Tribunal Supremo por lo que desde la Journée se envió una apelación a la Corte Suprema de Brasil “para acelerar el juicio de inconstitucionalidad de la ley federal que permite la minería, uso y exportación del amianto”.iii

Desde México, Guadalupe Aguilar informó de la pésima situación su país en donde no está prohibido su uso y son la maquila de Canadá y EEUU: compran en el primer país y venden los productos elaborados en EEUU. No hay tampoco organizaciones de víctimas. Un desastre.

El representante de Bélgica cuenta que su padre, que era un responsable de Eternit, desarrolló un mesotelioma y antes de morir emprendió la lucha contra la empresa. Murieron después su madre y dos hermanos. Considera que Eternit debe pagar la descontaminación del amianto y que los responsables deben ir a la cárcel porque, dijo, “no siento ninguna lástima por esas personas que nos han envenenado”.

Bruno Pesce, el representante italiano de las asociaciones de víctimas, después de la sonada victoria en el juicio de Turín de febrero pasado, con los 16 años de cárcel para Stephan Schmidheiny y el varón De Cartier, anunció que el fiscal Guarinelli prepara un “Eternit 2” con los italianos que trabajaron en empresas de amianto fuera de Italia. Insistió en la necesidad de más investigación para el tratamiento del terrible cáncer específico del amianto llamado mesotelioma.

Desde España, Juan Carlos Paul en representación de la federación de las asociaciones de víctimas (ocho en total federadas y unos 6.000 socios) insistió en la necesidad de un Fondo de compensación nacional, como ya existe en Francia, que permita atender a las víctimas sin que tengan que recurrir a los tribunales, pues bastante drama soportan con su situación de afectados. Igualmente, los representantes de CCOO ampliaron los requerimientos para España con el seguimiento riguroso del Programa de Vigilancia a los trabajadores expuestos al amianto.

La representante de EEUU, que vio morir a su marido de mesotelioma sin que supieran antes de la enfermedad acerca del amianto, informó que con el derribo de las Torres Gemelas se esparcieron 2.000 toneladas de amianto por los alrededores, que después inhalaron los trabajadores del desescombrado.

Desde la sala, entre los 300 asistentes, se alzaba la voz de quién pedía la vía penal porque “tiene que haber responsables”.

Y así, los representantes de Corea del Sur, Japón, Francia, Albania, Gran Bretaña, África del Sur, Holanda, India, etc., fueron explicando su situación y reivindicaciones.

En un clima de fuerte indignación y con el propósito y lema de conseguir “un mundo sin amianto” o de “declarar al amianto fuera de la ley en el planeta Tierra”, se cerró la jornada de reflexión internacional con las siguientes conclusiones:
- Llamada a la lucha por una prohibición mundial del amianto.
- La urgencia de eliminar el doble estándar de los países enriquecidos: exportando mineral y desechos a los países empobrecidos. Exportando la epidemia de cáncer por asbesto.
- Reconocimiento de las víctimas estandarizando un principio de indemnización rápida y justa, siguiendo el ejemplo de Francia. Y desarrollo de la investigación para mejorar la atención a los afectados por enfermedades del amianto.
- Prevención ante los riesgos del asbesto local instalado.
- Plan para erradicar el amianto instalado y su depósito controlado, como es el caso de Polonia que se ha propuesto hacerlo en 20 años.
- Y para lograr un mundo sin amianto, se dijo, es necesario juzgar a los envenenadores por la vía penal sin más tardar.

Este encuentro, junto a otros anteriores de años pasados en Turín y Bélgica, es el principio de una Internacional de las Víctimas y Afectados por el Amianto (IVAA) como la lucha global lo viene exigiendo.

Según concluyó el epidemiólogo usamericano Richard Lemen “llevamos mucho tiempo en la calma y ahora estamos en zonas de turbulencia. Es el tiempo de cultivar el carácter”.

Por Paco Puche, Ecologistas en Acción de Málaga.

El talento se cultiva en la calma, el carácter en la tempestad (Goethe).

Bibliografía:

i OMS: “Eliminación de las enfermedades relacionadas con el asbesto”. Nota descriptiva 343, julio de
2010.

ii En: http://andeva.fr/?International-Day-for-Asbestos

iii Carta en Inglés para Tribunal Supremo de Brasil: http://andeva.fr/IMG/pdf/Bresil_declaration.pdf Lettre en français: http://andeva.fr/IMG/pdf/Bresil_declaration_fr.pdf