Ecologistas en Acción promueve la celebración del día de la ACUICULTURA SOSTENIBLE. Y advierte que, su futuro pasa por disminuir el cultivo de peces carnívoros, y aumentar el cultivo de peces herbívoros, además de moluscos y algas, en sistemas de explotación de bajo impacto energético y ambiental.

Ecologistas en Acción denuncia prácticas totalmente insostenibles para la economía local en España y para el medio ambiente marino como el Salmón, el Panga o el engorde de Atún Rojo.

Hoy, 30 de noviembre se celebra el Día de la Acuicultura. Aunque, la acuicultura es una actividad positiva con miles de años de tradición, el desarrollo comercial a gran escala ha provocado que una buena parte de la acuicultura actual sea insostenible y no merezca su celebración. Por ello, Ecologistas en Acción se solicita que se promueva únicamente la celebración tan solo de la ACUICULTURA SOSTENIBLE, ya que en la actualidad una parte importante de la producción acuícola se realiza en base a un uso insostenible de los recursos y destrucción de hábitats naturales, con un grave impacto social, económico y ambiental.

A nivel internacional, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura (FAO, en sus siglas en Inglés), en 2008 la acuicultura generó el 46 % del suministro total de pescado comestible, y supuso cerca del 16 del aporte de proteínas animales de la población mundial y el 6 % de todas las proteínas consumidas. Así pues en el ámbito mundial, el pescado proporciona a más de 1. 500 millones de personas cerca del 20 % de su aporte medio per cápita de proteínas animales y a 3. 000 millones de personas al menos el 15 % de dichas proteínas. Si embargo hay que tener en cuenta que esa producción acuícola es básicamente de peces herbívoros y de agua dulce, nada que ver con el tipo de acuicultura que conocemos en Europa, como es el cultivo de salmón en Noruega, la dorada y lubina en España, o más recientemente el engorde de atún rojo. Estos peces dependen de una alimentación basada en aceite y harina de pescado, por lo que promueve la sobrexplotación de los recursos pesqueros, y sigue dependiendo de la explotación de los océanos, generando un producto de lujo que nada tiene que ver con la solución del hambre en el mundo.

A nivel internacional, el Panga es un claro ejemplo de acuicultura insostenible, con una producción estimada para el 2015 de 1,5 millones de toneladas, siendo Vietnam el principal productor. Este El éxito del cultivo de esta especie se debe a su rápido crecimiento, gran talla, su gran capacidad reproductiva y adaptabilidad ambiental, puesto que es capaz de vivir en aguas con muy bajo contenido en oxígeno y muy contaminadas. Esta producción se realiza a partir de larvas producidas en criaderos o de alevines y juveniles procedentes del medio natural. El incremento de la producción de panga, en jaulas donde se llegan a se pueden confinar gran cantidad de individuos (con cargas de 40-60kg /m2), ha conducido al aumento el consumo de juveniles, alimento y productos químicos de forma alarmante. El resultado es que en los ríos autóctonos las poblaciones salvajes de panga están sobrexplotadas debido a la captura de alevines para su uso en acuicultura, y que desde el 1980 las pesquerías locales se han reducido en un 90%, provocando un problema social y ambiental debido a la falta de recursos naturales.

Ecologistas en Acción denuncia que, en España la producción de peces se basa en especies carnívoras que, al igual que el langostino o salmón precisan de piensos confeccionados con productos procedentes de la pesca, por lo que no puede ser sostenible, ni sirve para mitigar el hambre en el mundo. Por otra parte, existen muchos ejemplos de problemas ambientales asociados a las jaulas de dorada y lubina, el intento de cultivo de salmón en las rías gallegas y la introducción de dorada, lubina y corvina en las islas Canarias por el problema con los escapes. Aunque se realizan planes de vigilancia, los datos no son públicos y muchas veces están hechos a medida de los empresarios para no identificar los impactos ambientales producidos. En muchas regiones no existen planes de ordenación y la acuicultura se desarrollar sin un criterio de sostenibilidad.

Según la Fundación del Observatorio Español de Acuicultura titulado “Valoración de la sostenibilidad de la acuicultura en España”, en el año 2010, la actividad acuícola en España se sustenta sobre unos 5.168 establecimientos con producción, de las cuales, la gran mayoría (74%) son bateas de mejillón en Galicia. La producción es eminentemente marina (91,3 %) dominada por el cultivo del mejillón. De los peces, se produce principalmente dorada, trucha arcoíris, lubina y rodaballo. Se están desarrollando el cultivo de corvina, atún, anguila y besugo. Este informe es bastante optimista respecto a la sostenibilidad de la acuicultura española, ya que valora a la piscicultura marina a nivel nacional como próxima a la sostenibilidad, en base la mejora continua que experimentan sus prácticas ambientales, la aplicación de Estudios de Impacto Ambiental y los Planes de Vigilancia Ambiental y certificaciones ambientales de la empresas acuícolas.
No toda la acuicultura es mala, ni podemos poner los diferentes modelos piscícolas existentes en un mismo saco, pero teniendo en cuenta que muchos de los impactos (ambientales, socio-económicos y de gobernanza negativos) mencionados anteriormente, acaban afectando directamente a las comunidades costeras y a las actividades como la pesca y el marisqueo, es imprescindible que el crecimiento de esta industria se oriente hacia el desarrollo de una acuicultura ecológicamente sostenible y medioambientalmente responsable que no aumente la presión sobre el medio marino, las rías, ni el agua dulce.

Ecologistas en Acción, en base a todos estos aspectos, promueve la celebración del día de la acuicultura sostenible, aquella que sirve para proporcionar alimentos nutricionalmente necesarios para el ser humano, que no se base en la explotación de los recursos marinos, ni que participe en la degradación de los hábitats naturales y sin que se amenace el estilo de vida y tradiciones de las comunidades locales.