El exterminio de los predadores silvestres es una práctica casi tan antigua, como la acción de cazar por parte de las primeras comunidades humanas. Métodos no selectivos como venenos, lazos, cepos y cajas-trampa se han estado utilizando de manera ininterrumpida en buena parte de los cotos de caza.

Los datos no dejan margen de duda. La causa principal de rarefacción o de extinción local de diversas especies silvestres, como el águila imperial, el lobo, el lince ibérico, águila perdicera, esta relacionado con el impacto negativo de la caza y especialmente con el llamado control de predadores.

En los años 80, el trampeo con cepos y caja-trampa se consideró como la principal causa de mortalidad directamente relacionada con el hombre, hasta un 44% de los casos conocidos.

El veneno requiere un comentario aparte. Su uso se intensifica, con mayor intensidad que el resto de los métodos de caza no selectivos, a partir de principios de los años ochenta. Este comienzo de la década de los años 80, coincide con una reducción poblacional del conejo, a causa de los estragos que provoca la Neumonía Hemorrágico Vírica (NHV). La dificultad para acceder a venenos clásicos como la estricnina, provoca un aluvión de nuevos compuestos, prácticamente todos, procedentes de los numerosos productos de síntesis ofrecidos por el mercado dentro del sector agropecuario.

Es tal el refinamiento macabro de los envenenadores, que han sido capaces de calcular la cantidad exacta para que los efectos sobre los animales afectados, se manifiesten de manera lente y progresiva, de tal manera que el animal disponga aún de fuerza suficiente para desplazarse a su área de refugio, con frecuencia fuera del lugar donde se ha colocado el veneno, circunstancia que favorece la impunidad de los delincuentes ambientales.

Las cifras de individuos envenenados son elevadísimas. A pesar de ello, estamos trabajando sobre un porcentaje de mortandad que apenas alcanza el 10% de la afección real sobre el conjunto de la fauna silvestre. Podemos imaginar, los miles de ejemplares de numerosas especies, cuya muerte agonizante, pasan inadvertido para los gestores públicos y las organizaciones ambientalistas que trabajan en materia de conservación.

Además del control y exterminio de predadores, que se ejerce de forma ilegal, las administraciones ambientales autorizan a los gestores, propietarios y sociedades de cazadores, hacer uso de las prerrogativas que ofrece una interpretación forzada e interesada de la actual normativa en materia de caza. El resultado salta a la vista. El uso generalizado de lazos y de cajas-trampa, junto al control ilegal mantenido soterradamente, ha conducido a numerosas especies de fauna silvestre a mínimos históricos.

Todavía hoy en día el control de predadores es una actividad generalizada en buena parte de las fincas de caza razón por la cual Ecologistas en Acción ha decidido organizar las JORNADAS SOBRE GESTIÓN DE LA PREDACIÓN EN EL MEDIO NATURAL, que se celebrarán en Córdoba los días 28, 29 y 30 de octubre de 2005, en el Campus Universitario de Rabanales. Universidad de Córdoba, en colaboración con la Federación Andaluza de Caza y Universidad de Córdoba
Colaboran: Junta de Andalucía (Dirección General de Educación Ambiental y Proyecto LIFE-lince ibérico en Andalucía)
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Estas jornadas tienen com principal objetivo el establecimiento de un escenario adecuado para el diálogo reflexivo y riguroso entre los sectores sociales implicados en la gestión, conservación y aprovechamiento de los recursos naturales, sobre un aspecto de la actividad cinegética que viene despertando desde hace años un debate intenso y a veces controvertido y polémico: el control de los predadores. Este control está ligado de manera estrecha a la caza, y requiere una atención preferente desde las instituciones y los agentes sociales mas comprometidos con la conservación de la naturaleza.