Carta de una compañera de Ecologistas en Acción del Campo de Gibraltar, que vive en Puente Mayorga, que ha visitado Extremadura para explicar a los vecinos de esta zona los daños que ocasionan las refinerías:

«Soy Raquel Ñeco, formo parte del grupo Ecologistas en Acción del Campo de Gibraltar y vecina de Puente Mayorga. Esta es una barriada de San Roque que se encuentra a muy pocos metros de uno de los Polígonos Industriales más grandes de Andalucía.

El hecho de mi visita a Extremadura no ha sido otro que el hacer llegar a su población la realidad de vivir junto a industrias pesadas, como son las refinerías, centrales, etc. Las consecuencias de vivir junto a empresas de estas características son muchas y muy desagradables tanto para nuestra salud como para nuestro medio ambiente. Por poner algunos ejemplos os diré que no suelen respetar nada de lo que les rodea, causan daños irreversibles y no se hacen responsables de sus actos. En muchas ocasiones incumplen la ley, aunque es muy difícil demostrarlo ya que son muy poderosas en todos los sentidos. Utilizan los puestos de trabajo para amenazar, si los dan, pero menos de los que presumen y el precio a cambio es demasiado caro. En otras ocasiones el ruido que estas industrias emiten llega a superar los 104 decibelios. Es un tormento para los que lo sufren, ya que no es por un corto espacio de tiempo, sino que son horas e incluso días enteros. Provocando falta de sueño, cansancio, irritabilidad, falta de comunicación, daño en los oídos y por supuesto todo ello incumpliendo la ley, ya que supera en más del doble lo que la esta contempla.

El impacto visual es fortísimo. Desde cualquier punto de nuestra barriada y casi de toda la Comarca del Campo de Gibraltar el paisaje mas visto por todos nosotros son inmensa chimeneas vomitando humo constantemente, de distintos colores y densidades, como si de una fiesta de dragones se tratara, causando daño a todo lo que hay a su alrededor (agua, tierra, aire y salud). Nuestros hijos están vigilados mientras juegan en su colegio, en sus parques y todos los que aquí vivimos lo hacemos bajo la amenaza de hormigón y productos de todo tipo pero ninguno aconsejable ni bueno para la salud.

El olor que sufrimos llega a provocar dolor. Cuando aquí respiramos, dependiendo del viento, nos duele la cabeza, los ojos, los orificios nasales, la garganta, nos provoca mareos, fatigas, dolores de cabeza, dificultad respiratoria, etc. No podemos evitar respirar, es muy triste respirar sabiendo que el aire que necesitamos nos lo están envenenando sin escrúpulos ni piedad. Sin ser concientes de que el aire no es selectivo todos lo necesitamos y para todos es el mismo.

La temperatura del arroyo de los Gallegos llega a ser de 40º C. Esto es una atracción para los niños que aquí viven. Se bañan en esta agua, que normalmente vienen llenas de espuma amarilla hasta llegar al mar, sin ningún temor ya que todos miran para otro lado y se comportan como si todo esto fuera normal en la vida de cualquiera. Por supuesto los vertidos en nuestros mares son constantes. Cuando nos encontramos en la playa no es extraño ver manchas de fuel en nuestro mar, bolitas metálicas que manchan toda la orilla y por supuesto la muerte y la destrucción de toda la vida y fauna marina.

Las lluvias de partículas son abundantes en mi barriada y en las demás que lindan con estas industrias (símbolo del progreso y del desarrollo tecnológico y económico de nuestra comarca y orgullo de algunos). Es normal tomar un café en la plaza del pueblo y ver asombrados como nuestros alimentos se encuentran bañados de tizne o partículas. En estas ocasiones no sólo dañan nuestro medio ambiente y nuestra salud, si no que además lo hacen con nuestros alimentos sin que podamos hacer absolutamente nada. Como consecuencia de estas lluvias, nuestras aceras, calles, plazas, coches, mobiliarios de jardín, ropa, plantas y todo lo que tiene contacto con el aire, se encuentran totalmente cubiertos de unas manchas naranjas, parecidas a las de oxido, que nunca mas se volverán a quitar y serán nuestra única prueba de que algo esta ocurriendo. En alguna ocasión estas lluvias han venido acompañadas de trozos de metales cubiertos por un polvo malva.

Todo lo que os he relatado es la verdadera realidad de tener una refinería o cualquier otro tipo de industria pesada junto a núcleos urbanos. No soy técnico ni experta en ningún tema medio ambiental, pero el hecho de vivir a escasos 30 m de estas industrias me ha hecho aprender mucho y muy pronto. Una vez instaladas es prácticamente imposible ir contra ellas pero mientras no os pongan ni una sola piedra de ese espantoso proyecto que tienen para Extremadura, como única salida para el desarrollo de esta tierra que aún se encuentra virgen y no sufre daños considerables, tenéis la batalla ganada. Impedid que esta locura se haga realidad, aunque ahora los locos somos los que estamos en contra de esto. Evitad que vuestros hijos tengan la herencia que hemos tenido algunos por inconsciencia, ignorancia y engaños a una población necesitada. Nosotros afortunadamente sabemos el daño que ocasionan a medio largo tiempo, no podemos permitir que en el s.XXI y en nuestras propias narices maten una tierra que no tiene defensa, sólo la de sus hijos “LOS EXTREMEÑOS”.

Para terminar agradecer a AENEX su invitación y las atenciones recibidas por este pueblo que seguro tiene muchas alternativas para crecer y desarrollarse conservando su originalidad y belleza. Sin más despedirme de todos vosotros y dejar claro mi rotundo rechazo a la construcción de cualquier refinería en Extremadura ni en el resto del mundo. No olvidemos que es de todos y no debemos hacerle mas daño del que ya tiene.

Mi apoyo incondicional y hasta siempre.»