Como repetidamente hemos venido anunciando, los proyectos de alta
velocidad acaban con el ferrocarril convencional. El dinero del Ministerio
de Fomento se va para construir líneas de TAV: la partida destinada al
tren de alta velocidad en el Estado español supera los 3.000 millones de
euros anuales, cuando todos los análisis con rigor inciden en su balance
ruinoso.
En julio de 2012 el Consejo de Ministros aprobó un real decreto ley por el
que se adoptaron una serie de medidas para privatizar el transporte
ferroviario estatal de viajeros. Posteriormente en diciembre de 2012 el
Gobierno del Partido Popular aprobó suprimir servicios de tren de media
distancia o regionales para abaratar costes del servicio ferroviario.
Mientras con el TAV destrozan el territorio, hacen un consumo
absolutamente brutal de energía, dejando la tierra llena de cicatrices,
alambres, barreras, contaminación y escombros, obtienen un transporte
elitista que abandona el mundo rural, para solo en las grandes ciudades y
como mínimo duplica o triplica el precio del billete respecto al tren.
Así se abandona el ferrocarril convencional ¿por qué? Debe de ser porque
es el que coge la mayoría de la población, el medio de transporte
motorizado más eficiente energéticamente, su infraestructura ya está
hecha, da servicios a la población, posibilita la vida comarcal y muchas
otras menudencias… en fin, un atraso para quien corta aquí el pastel, las
constructoras que hacen la obra y los gobernantes que se lo ponen en
bandeja.
El Gobierno de Navarra, en su huida hacia el abismo a alta velocidad,
pretende seguir con el proyecto de TAV en Navarra, aunque no haya conexión
con la Y vasca, ni con Zaragoza, aunque vaya de Castejón a Campanas… ¿Por
qué? Habrá que preguntarles a los que defienden el progreso, el
desarrollo, ese mantra cansino que nos ha traído donde estamos.
El Estado español es el país europeo con más inversión en infraestructuras
de la UE (el 70% de la inversión pública), sin embargo, tiene los más
altos índices de paro y es el último por la cola en inversiones sociales
(en porcentaje de PIB).
Pero aún Yolanda Barcina declaraba hace pocos días que «la historia pondrá
al borde del ridículo a quienes se oponen a las infraestructuras». No hay
tarta para tanta cara.
Ekologistak Martxan seguiremos secundando y participando en las redes y
actividades organizadas para oponerse a esta debacle social y ambiental
así como todas las demás iniciativas que cuestionen la corrupta clase
política, las instituciones, las empresas que se benefician de estas
decisiones y a este sistema.
Ester Montero González y Txemi Pérez de Eulate
(en representación de Ekologistak Martxan Nafarroa)