Brasil es escenario estos días de protestas sociales multitudinarias desencadenadas por la subida de los precios del transporte público mientras se invierte en instalaciones deportivas de élite. La población brasileña se queja el despilfarro que suponen los mundiales de fútbol o los Juegos Olímpicos, que pagan todos los contribuyentes para favorecer a unos pocos. Una denuncia que coincide con la ofensiva por Madrid 2020 en un momento de recortes en partidas sociales, de encarecimiento del transporte. Por ello, Ecologistas en Acción lamenta el derroche en esta campaña y prepara unas #Nolimpiadas para reivindicar el deporte de base. Pruebas no eliminatorias de “corrupción sincronizada”, “carreras de sobres” o “levantamiento de pesas” se celebrarán varios lugares de Madrid el próximo sábado.

La realización de macroeventos deportivos, tales como mundiales de fútbol o Juegos Olímpicos, se ha convertido en un gran negocio para unas pocas empresas constructoras y hosteleras, que obtienen cuantiosas partidas de dinero público para la construcción de nuevas infraestructuras. Unas partidas que se sustraen de otras inversiones y que al final acaban incrementado la deuda pública que recae sobre toda la sociedad. La inversión olímpica resulta aun más escandalosa si se acomete al mismo tiempo que se aplican recortes sociales.

Este es el caso de Madrid, una ciudad famosa por el tarifazo del transporte público de 2012 (12% de subida) y el deterioro de este servicio (reducción de frecuencias, cierre de accesos, etc.), la privatización de hospitales, las largas listas de espera y los recortes en educación pública. Las argumentos de austeridad, empleados para justificar estos recortes, no tienen cabida en lo que se refiere a obtener los Juegos Olímpicos: el Ayuntamiento de Madrid aprobó gastar otros 1.600 millones más de euros de los ya gastados para construir nuevas infraestructuras deportivas de élite. Se han gastado cientos de millones de euros en la Caja Mágica o el Estadio de la Peineta, para que estas grandes instalaciones permanezcan infrautilizadas la mayor parte del tiempo.

Muy al contrario, se recorta la inversión en instalaciones deportivas públicas, se privatizan otras y las opciones para obtener plaza en una piscina municipal son de lotería. El deporte de base, aquél al que puede acceder toda la sociedad, es olvidado en Madrid, cuyos gobernantes hacen además bien poco por reducir los preocupantes niveles de contaminación atmosférica, que hacen la ciudad poco recomendable para la práctica deportiva. Apuestan más bien por un modelo de desarrollo e inversiones que resulta ambientalmente pernicioso, económicamente insostenible y fomenta las prácticas corruptas en beneficio de unos pocos.

La población brasileña ha sido capaz de desenmascarar todo el despilfarro, sinsentido, lucro privado y costes sociales que implica la celebración de estos macroeventos deportivos. Lo hace precisamente una población famosa por su amor al deporte, lo que demuestra claramente el abismo que existe entre estos espectáculos pensados para ser vistos desde la televisión y la práctica cotidiana y no elitista del deporte.

En Madrid también hay gente que recuerda el despilfarro de cara los Juegos Olímpicos en 2020. Ecologistas en Acción, CGT Ayuntamiento de Madrid y UGT Servicio municipal de deportes de Madrid han lanzado una recogida de firmas para mostrar el rechazo de los Juegos Olímpicos a los miembros del Comité Olímpico Internacional. El próximo sábado celebrarán además unas jornadas deportivas a las que invitan a toda la ciudadanía. Disciplinas no eliminatorias, como «la marcha de bicis lentas», «el levantamiento de maletines y ladrillos» o la «corrupción sincronizada», probarán las habilidades de mayores y pequeños a la hora de sortear el derroche y la corrupción y defender el deporte de base.