El velero Diosa Maat ha pasado la jornada del sábado en Santander desarrollando acciones de sensibilización compartiendo con los santanderinos y visitantes un espacio en el muelle de Calderón.

Durante la tarde el velero, que fue cedido a la organización tras ser decomisado en una operación contra el narcotráfico en el año 2004, ha realizado un itinerario por la bahía santanderina, contando con la presencia del Presidente de la Cooperativa de mariscadores La Campanuca, José Luis Álvarez, representantes de la Plataforma por la Defensa de la Bahía (DEBA) y miembros de Ecologistas en Acción, visitando varios puntos de la Bahía de Santander, en los que se desarrolla el marisqueo artesanal y también algunas de las principales amenazas para esta actividad.

Las obras realizadas en el puerto de Santander, así como las que están actualmente en proyecto, son identificadas por los representantes de la cooperativa de mariscadores como uno de los principales impactos que inciden en el desarrollo de su actividad dentro de la bahía. El cambio en la dinámica marina y el aporte de sedimentos y contaminantes que estas obras conllevan podrían llegar a inhabilitar la actividad marisquera durante 7 años. Conviene recordar que esta actividad actualmente sustenta a 70 familias.

El relleno de la dársena de Raos es uno de los puntos en los que también coincide en señalar la Plataforma DEBA como una de las amenazas más importantes del frente marítimo de Santander y la ribera norte de la Bahía. A ellos añaden la construcción del Centro Botín, por lo inapropiado de la ubicación, el procedimiento y la vulneración del carácter público del espacio portuario. En el mismo sentido señalan la 'Duna» de Gamazo, que consideran un gasto superfluo y una infraestructura inoportuna por su escasa funcionalidad.

Ecologistas en Acción recuerda que la pesca y el marisqueo artesanal es la apuesta más sostenible desde el punto de vista ambiental, económico y social, ya que genera mayor ocupación laboral y es la pesca que menos impactos ambientales conlleva. Sin embargo, esta actividad está seriamente amenazada por el bajo precio que puede alcanzar en lonja el pescado, las escasas ayudas y los altos costes mensuales.