Las declaraciones del presidente Mariano Rajoy sobre Fukushima se producen en un momento de preocupantes injerencias gubernamentales en el control de las centrales españolas. Sus palabras llegan poco después del cese de los directores técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear, críticos con los últimos episodios de la central de Garoña, y justo en el momento en que el Ejecutivo anuncia su intención de alargar la vida de las nucleares a sesenta años.

“Los temores sobre Fukushima son infundados”, ha declarado Rajoy el mismo día que la operadora de la central nipona, TEPCO, reconoce que se ha producido una nueva fuga radiactiva de un tanque de almacenamiento y que el agua radiactiva puede haber llegado al mar. Ecologistas en Acción considera que las declaraciones son muy inoportunas, pero además se enmarcan en una peligrosa actitud de intromisión. El cese del equipo técnico de dirección del CSN, que se ha mostrado reticente a aceptar las presiones del Gobierno en torno al cierre de la central nuclear de Garoña, así lo demuestran.

En esta misma línea, el Gobierno modificó de tapadillo el Reglamento de Instalaciones Nucleares y Radiactivas (RINR) a través de un Real Decreto sobre la Gestión del Combustible Gastado de las Centrales Nucleares. La principal novedad del Real Decreto es que abre la posibilidad de declarar el “cierre provisional” de una instalación siempre que este no se produzca por motivos de seguridad. Por ejemplo, una planta puede cerrar provisionalmente por falta de rentabilidad en una coyuntura concreta y luego reabrirse. Se trata de una vía de escape que permite numerosos artificios para esquivar las exigencias de seguridad del CSN. Y se despeja el camino para la posible reapertura de Garoña.

A pesar de la importancia de este reglamento, no se hizo un estudio profundo por parte del CSN ni tampoco se aceptaron ninguna de las recomendaciones de los agentes sociales a los que fue remitido el proyecto, entre otros Ecologistas en Acción.

En su viaje a Fukushima, Rajoy se ha hecho acompañar por el Presidente del CSN, Fernando Martí, que fue Secretario de Estado de Energía. Esta puesta en escena muestra la falta de independencia del organismo encargado de la seguridad nuclear en España, que con tanta facilidad se pliega a las presiones que ejerce el Gobierno para defender los intereses de unas pocas compañías a costa de la seguridad de todos.