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Foto: José Manuel Cedeño

La Junta de Andalucía da la puntilla a la Sierra de Esparteros, y condena a muerte a la colonia de buitres leonados que anida en sus riscos, al conceder 30 años más de explotación a la empresa que lleva décadas destruyendo este símbolo de la campiña sevillana.

La Junta de Andalucía ha concedido 30 años más de explotación en la sierra de Esparteros a la empresa SIDEMOSA, conocida por las numerosas irregularidades cometidas durante sus más de 30 años de explotación salvaje de la sierra y por no haber cumplido con la obligación de restaurar el terrible daño causado en el paisaje, visible incluso a decenas de kilómetros. Ni al Ayuntamiento de Morón de la Frontera ni a la Junta de Andalucía les ha parecido un inconveniente que la explotación minera esté prohibida en la zona por el PGOU, de manera que las normas urbanísticas, de obligado cumplimiento para el resto de la ciudadanía, no han sido tampoco un obstáculo para SIDEMOSA.

Se trata de una resolución anunciada. SIDEMOSA, cuya privilegiada relación con la administración autonómica y local es bien conocida, supo hace ya algunos meses que obtendría la concesión para continuar explotando la cantera. Mientras el Jefe de Servicios de Gestión del Medio Natural de la Delegación Territorial de Sevilla de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio continuaba asegurándonos, hasta hace pocos días, que intentarían dejar fuera de la concesión las zonas aledañas a la colonia de buitres, la empresa ya sabía que la resolución estaba redactada y que no incluía medidas correctoras para impedir que se dañe a especies de fauna consideradas de interés especial por la propia legislación andaluza. Esta resolución terrible, que condena sin miramientos a la colonia de buitres leonados, actualmente en periodo de cría, confirma que esa Delegación Territorial de Sevilla ha estado desde el principio al servicio de los intereses de la empresa expoliadora, para lo que no han dudado en mentir, ocultar información e incluso pasar por alto las alegaciones que evidenciaban las importante deficiencias del proyecto.

La decisión estaba tomada en la Junta de Andalucía desde hace tiempo, podríamos decir que desde el mismo momento en que se presentó el proyecto, a tenor de las facilidades que ha encontrado la empresa para sortear los trámites administrativos. Los propios técnicos de la consejería admiten no haber realizado ningún estudio sobre la posible afección a la fauna protegida que habita en la zona, ni tampoco el preceptivo estudio geológico para cerciorarse de que no se daña el valioso acuífero que abastece a Morón. Nada de esto ha sido necesario porque la consejería ha confiado ciegamente en la empresa por la que lleva años dejándose engañar, permitiendo que realice su actividad minera “sin que se adopten las medidas protectoras que la propia Administración tuteladora del medio ambiente ha considerado necesario adoptar” (Resolución de julio de 2013 del Defensor del Pueblo Andaluz). La Declaración de Impacto Ambiental, duramente cuestionada por expertos y por diversos colectivos, parece redactada por la propia empresa explotadora, pues la consejería da por buena la escueta e insuficiente documentación aportada por SIDEMOSA, e ignora por completo las importantes alegaciones presentadas por distintos colectivos.

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Foto: José Manuel Cedeño

Geólogos y técnicos, consultados por la Plataforma Ciudadana Sierra de Morón, consideran que es una barbaridad que no se haya encargado un estudio hidrogeológico para comprobar la posible afección del acuífero y consideran que se pone en grave peligro esta valiosísima reserva de agua de Morón de la Frontera. Consideran, además, que dejar la base de la zanja a tan solo 1 metro por encima de la capa freática, tal y como permite la concesión, ocasiona un altísimo riesgo de derrumbe o filtraciones, teniendo en cuenta que nos encontramos en un paisaje kárstico y las posibilidades de encontrar cavidades entre el suelo y el nivel freático son muy altas.

Sin embargo, las primeras víctimas de esta concesión serán los buitres leonados y sus pollos, pues la especie se encuentra en plena época de cría. Las explosiones a pocos metros de los nidos acabaran con la colonia de esta especie protegida, a la que la ley prohíbe “molestar o inquietar intencionadamente (…), en particular en el periodo de reproducción [y] crianza (…), alterar o destruir sus hábitat, así como sus lugares de reproducción y descanso.” (Art. 7, Ley 8/2003, de 28 de octubre, de la flora y la fauna silvestres)

La Junta de Andalucía ha firmado un cheque en blanco a SIDEMOSA, una empresa que ha demostrado no tener problemas para saltarse las normas medioambientales ni las normas de seguridad. La experiencia de muchos años, las terribles heridas de la sierra nos enseñan que conceder un permiso de explotación a SIDEMOSA es darle licencia para expoliar y destruir el patrimonio sin miramientos. Las décadas de explotación de esta empresa se han caracterizado por una sobreexplotación salvaje, mucho más allá de los límites marcados por la administración, que no solo ha dañado los valores naturales y paisajísticos de la sierra sino que incluso ha llegado a destruir importantes restos arqueológicos aparecidos en la cantera. Después de tantos años de irregularidades, en los que se ha llegado a poner en peligro la seguridad de los trabajadores con el uso de bancales que doblan la altura permitida, esta empresa es premiada por la Junta de Andalucía con otros 30 años más de explotación que, a buen seguro, serán la puntilla para nuestra sierra.

La sierra de Esparteros es un valioso enclave natural, pero sobre todo es parte de la historia, la cultura y la identidad de nuestro pueblo. Desde un despacho de la Junta de Andalucía en Sevilla se ha sentenciado a la sierra de Esparteros, como si se tratara de un trozo de tierra sin otro valor que el de la piedra que esconde dentro. Si a Morón le queda algo de autoestima, si en nuestro pueblo queda suficiente dignidad y fuerza para no dejarse arrebatar uno de sus símbolos más queridos, llamamos a la movilización, llamamos a la rebelión pacífica contra esta decisión injusta de unas autoridades que no conocen y no sienten y no respetan nuestro patrimonio.