Ecologistas en Acción considera alarmante la autorización del fármaco Diclofenaco concedida por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y la comercialización para uso veterinario. Millones de aves carroñeras murieron a causa de este fármaco en Asia, por lo que fue prohibido en 2006 en varios países del continente.

En España se encuentran las mayores poblaciones europeas de estas especies carroñeras (Buitre leonado, Buitre negro, Alimoche, Quebrantahuesos, otras rapaces y córvidos), por ello se encuentran protegidas por la legislación nacional y europea, así como por las diferentes comunidades autónomas. El uso de este fármaco podría acabar con multitud de ejemplares de estas especies provocando que las categorías de amenaza vuelvan a estándares de hace décadas.

En numerosos estudios científicos, y en especial el que dio la voz de alarma en 2004, se constató que la utilización del Diclofenaco en el ganado provocaba un fallo renal en las aves carroñeras que ingerían estos cadáveres medicados, con la consiguiente muerte de dichos individuos. Por todo ello, investigadores españoles -entre ellos el ex Director de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC), Fernando Hiraldo- alertan de esta nueva amenaza hacia nuestra biodiversidad y han solicitado públicamente la prohibición de dicho fármaco.

Resulta incomprensible que tras la lenta y costosa recuperación de estas especies mediante diferentes planes financiados con fondos públicos se ponga de nuevo en serio peligro la viabilidad de estas poblaciones de aves carroñeras en España. El uso del diclofenaco contraviene la propia legislación medioambiental y el principio de precaución que han sido diseñados para evitar gravísimas consecuencias en dichas especies y en el funcionamiento de los ecosistemas.

Desde Ecologistas en Acción se exige a las distintas administraciones con competencias medioambientales así como a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios la inmediata retirada del mercado español de dicho medicamento así como su prohibición para uso veterinario, toda vez que existen numerosos fármacos veterinarios análogos y menos perjudiciales para nuestra biodiversidad.