Una vez que llega marzo, el invierno termina y asoma la primavera, empezando en nuestra provincia la actividad de muchas especies silvestres, que han sobrevivido al invierno como han podido.

Nuestro título puede llamar a engaño, porque en este mes los corzos ni están en celo, ni se pueden cazar, por lo que marzo no es especial para ellos, pero veamos.

Parece evidente que la situación de este pequeño cérvido no es igual en toda la provincia, menos mal, porque en la Montaña Palentina su situación es de un declive generalizado y continuado.

Consideramos que dos de los grandes problemas que están diezmando las poblaciones de este pequeño ungulado en la Montaña Palentina son el furtivismo y la mala gestión, teniendo ambos este mes de marzo como principal protagonista.

Es lógico que puedan añadirse otros motivos a este declive poblacional, pero negar la mayor, como bien hacen cazadores y Junta de Castilla y León, y mirar para otro lado no ayuda a solucionar el problema.

Sobre el primero de ellos poco que decir que no se haya dicho, el corzo sufre una presión furtiva indiscutible y los eficaces miembros del Seprona de la Guardia Civil no dan abasto para controlar esta lacra. Los datos conocidos, punta del iceberg, son inapelables.

Los furtivos, de primer nivel y los de tres al cuarto, salen a dar una vuelta a finales de marzo, con sus todo terrenos por las carreteras y caminos forestales al atardecer y entrada la noche, cuando saben que la vigilancia es casi inexistente y matan a los confiados corzos antes de que se inicie el periodo de caza y se maten de forma legal. Con lo cual, cuando llegan los cazadores, gran parte de los corzos ya están en los garajes y las cocheras de los furtivos…..sí, los corzos son confiados, esos argumentos novelescos de “duende del bosque” y “pieza de dificultad extraordinaria” están en las mentes de gran parte de los fanáticos de su caza.

Sobre el segundo argumento, la gestión, es evidente que el corzo está pidiendo a gritos que se vuelva a épocas pasadas, que se deje de adelantar cada día más el inicio de su caza y que se zonifique la provincia porque su propia biología nos dice que nada tiene que ver un corzo de la Montaña Palentina con uno del Boedo, la Valdivia, la Ojeda o incluso el Cerrato.

La administración ha cedido a las presiones de los superentendidos, esos que tanto quieren y se preocupan por el corzo y hacen estudios científicos que, casualmente, siempre concluyen que hay que cazar más y más, ampliando el número de meses, al final tendremos “cazadores” con precinto de corzo durante todo el año por nuestros montes. Otro problema, los precintos, de todos es sabido que un precinto no significa un corzo cazado, sino que un precinto habilita para cazar los corzos que puedas y quieras siempre que no te pillen, algo improbable vista la vigilancia.

Habría que revisar las épocas de caza del corzo de hace unas décadas y ver las de ahora para comparar y comprobar que en lo único que se ha avanzado es en un ansia desmedida por cazar más el corzo.

No olvidemos que en la Montaña Palentina por estas fechas y hasta bien finalizado abril los corzos todavía tienen correal en su cuerna, dejémosles por favor tirarlo y después cuando llegue el celo dejémosles también reproducirse tranquilamente, si no ¿qué corzos se quieren cazar en el futuro?.

También observamos que en la Montaña Palentina no se ven ni buenos ejemplares, ni “maduros” fruto de este furtivismo galopante que lo mata todo y a cualquier edad, lo que no permite que las poblaciones evolucionen.

Sin ninguna duda, combatiendo eficazmente el furtivismo tendríamos al menos la mitad de la batalla ganada.