El Parque Natural del Carrascal de la Font Roja, en la comarca valenciana de l'Alcoià, tiene una superficie inferior a las 2500 hectáreas y sufre una excesiva presión humana, especialmente en la llamada área del santuario, que en la actualidad ya acusa la degradación a causa de la concentración de actividades.

No obstante, el Ayuntamiento de Alcoi ha iniciado los trámites para licitar la construcción y explotación de un hotel de hasta 50 habitaciones justamente en la zona del santuario, sin estudiar otras alternativas de alojamiento ni otras ubicaciones que la normativa de ordenación del Parque recomienda.

El estudio de viabilidad elaborado por el Ayuntamiento no justifica la necesidad de esta instalación y ni tan sólo incluye un estudio de impacto ambiental ni una evaluación de la capacidad de carga del paraje; eso sí, es muy claro cuando afirma que para garantizar la rentabilidad económica del hotel habría que duplicar el número de visitantes anuales hasta alcanzar los 100.000.

Además, para construir el hotel pretenden derribar todo un conjunto de edificaciones de descanso de principios del siglo XX, protegidas por la normativa del Parque y por el Catálogo de Edificios de Interés de Alcoi, con la excusa de que algunas se encuentran en estado de ruina.

Se trata, en definitiva, de una decisión que pone el Parque Natural al servicio del concesionario del hotel, y no al revés, como sería lógico esperar.

La Carrasca-Ecologistes en Acció d'Alcoi considera que un modelo de turismo más sostenible en la Font Roja tendría que pasar por una apuesta decidida por la descentralización y la descongestión de las zonas más sensibles. Ello implica fomentar y dar apoyo a una red de alojamientos pequeños situados en la periferia del parque natural, con la diversidad suficiente para dar servicio a diferentes clases de visitantes: casas rurales de distintas tipologías, pequeños hoteles, albergues, cámpings, etc. Estos establicimientos no sólo tendrían un bajo impacto ambiental y posibilitarían un mayor contacto con la naturaleza, sino que a además deberían servir para la restauración y mejora de las masías, la potenciación de la agricultura ecológica y la elaboración y comercialización a pequeña escala de productos propios. Es evidente, además, que este es un modelo que se basa sobre todo en pequeñas empresas familiares en las que los beneficios repercuten sobre una mayor cantidad de personas.

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