Sobreestimación del crecimiento de la población, escenarios económicos ficticios, contradicciones medioambientales, informe económico poco o nada riguroso, condiciones no del todo favorables para la participación pública y deficiente política de comunicación por parte del Ayuntamiento. Es el balance de Ecologistas en Acción al término del proceso de Información Pública del documento de planificación urbanística de Tomelloso para el periodo 2015-2027.

El Suelo Urbanizable Nuevo que contempla el plan consta de 510,07 hectáreas, cifrándose la construcción de 3.266 viviendas. Para los próximos doce años (arrastrando como punto de partida una coyuntura económica adversa) la población superaría incluso el crecimiento acontecido en los años de pujanza económica (alcanzando en 2027 los 52.680 habitantes, cuando en el periodo comprendido entre 1998 y 2008 se pasó de 29.256 habitantes a 37.532 ). En la última actualización del censo municipal de población (2013) Tomelloso tiene 38.900 habitantes. Sin duda, el estudio demográfico exagera las tendencias alcistas.

Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el borrador no cuestiona en modo alguno el perfil desarrollista y trasnochado de la sacrosanta política urbanística de este país; esto es, promover intereses empresariales ligados al ladrillo y a la especulación, confiando en una improbable vuelta atrás o reinicio de ciclo inmobiliario, en lugar de poner en práctica un urbanismo racional y funcional, acorde a las necesidades de la población, del territorio y ambientalmente sostenible.

El Informe de Sostenibilidad Ambiental (ISA) dibuja una ciudad de ensueño en indicadores ambientales. Sin embargo, el excesivo suelo urbanizable previsto, con cinco sectores de uso residencial y nueve de uso industrial (probablemente para logística y almacenamiento, que raramente fomentan el tejido productivo y la creación de puestos de trabajo) a buen seguro conllevará una mayor ocupación de suelo fértil, un incremento en el consumo de recursos hídricos y energéticos, y una diversificación e intensificación de los focos de emisión de contaminación y de residuos. Publicitar un modelo territorial de ciudad compacta (como hace el POM) por un lado pero por el otro impulsar desarrollos urbanísticos expansivos y fragmentados es incitar a la confusión.

El plan concibe la creación de una reserva de protección de más de 7.000 hectáreas destinadas a áreas de valor ambiental gracias a la presencia de aves esteparias amenazadas (el noreste de Tomelloso es uno de los puntos de mayor densidad invernal de avutarda de la región). Curiosamente, de los cinco sectores nuevos de suelo, tres se hallan en esta zona (cercanos a la Autovía de los Viñedos Tomelloso-Toledo y a la Autovía Levante-Extremadura). El informe ignora igualmente el área de influencia de la ZEPA El Bonillo.

Se recomienda (en vez de obligar) el alejamiento de la industria alcoholera del casco urbano, una actividad clasificada como peligrosa. No aborda tampoco el tratamiento y depuración de los residuos de vinazas, uno de los mayores problemas ambientales del municipio y de La Mancha. Las medidas protectoras, compensatorias y correctoras anunciadas para la puesta en marcha de los programas y proyectos del POM no son presupuestadas.

No tiene en cuenta variables de suma importancia, como el cambio climático (sobre todo en el estudio hidrológico), el ATC de Villar de Cañas (con elevado riesgo de contaminación por isótopos radiactivos en la cabecera del río Záncara) o proyectos de fractura hidráulica en el Campo de Montiel (que afectan a las reservas hídricas subterráneas).

Después de que el paisaje urbano tradicional fuera tristemente arrasado en los años felices de la construcción (ante la indiferencia de todo el mundo) ahora se sacan de la manga una Catalogación de Bienes y Espacios Protegidos. Catálogo que olvida uno de los últimos exponentes arquitectónicos de singular valor que resiste a duras penas en medio de la indiferencia y el abandono de su propietario, el Ayuntamiento de Tomelloso; la Casa del Gallego. Precisamente, en febrero de 2012, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico recomendaba al Ayuntamiento profundizar en el conocimiento del pasado del inmueble y del patrimonio industrial que alberga, además de proponer su inclusión en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos del futuro POM.

No es el POM que Tomelloso necesita. Antes de prever nuevo suelo urbanizable, lo más lógico sería sacar adelante los planes sectoriales aprobados y pendientes de ejecución, adecuando las Normas Subsidiarias a lo establecido por el POT y el TRLOTAU. Habría, del mismo modo, que priorizar la rehabilitación de los inmuebles rústicos y urbanos y hacer un censo de viviendas vacías en manos de los bancos para incluirlo de inmediato en un programa de realquiler social, expropiándolos temporalmente si fuera necesario. Según la PAH, Tomelloso cuenta con 4.000 viviendas vacías (gran parte, propiedad de entidades financieras rescatadas con dinero público pero que siguen desahuciando a las familias por impago de hipotecas).

Al coincidir el periodo de Información Pública con las vacaciones de verano, se ha podido resentir la participación ciudadana. Por este motivo, Ecologistas en Acción ha pedido al gobierno local que amplíe o prorrogue la fase de consultas para facilitar o mejorar los procesos de participación social, que sin duda el momento y el motivo exigen.