Ecologistas en Acción ha cursado solicitud tanto al presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, como a la delegada provincial de Medio Ambiente, para que investiguen el origen de los riegos del campo de golf de Martín Miguel y paralicen de inmediato, en su caso, las extracciones ilegales. Estimamos que en estos momentos se pueden estar extrayendo hasta un millón y medio de litros diarios (el equivalente al consumo de una población de 10.000 habitantes), de un acuífero sobreexplotado y protegido como sobre el que se asienta Bonanza, y estar repercutiendo negativamente tanto en los cultivos de la zona, como en las lagunas naturalizadas que allí se encuentran. Unas lagunas que por la importancia y la singularidad de la fauna a la que dan cobijo, principalmente aves como zampullines, calamones, martinetes, gallinetas de agua, o hasta el raro pato malvasía; han merecido ser incluidas en el Plan de Protección de Humedales de la Provincia, incluso estando previstas inversiones por parte de la Consejería de Medio Ambiente para mejorar su situación. Extracciones del acuífero como las denunciadas las ponen en peligro, de hecho, su nivel ha descendido ya alarmantemente, como es fácil comprobar.

Hay que recordar que Martín Miguel justificó en su día, que disponía de los recursos hídricos necesarios para asegurar el riego de su campo de golf, recogiendo el agua de lluvia en un embalse que construirían y utilizando las residuales de su urbanización, y en base a ello consiguieron su aprobación y la declaración ambiental positiva. Como ya denunciábamos entonces, ninguna de esas medidas han sido suficientes. Desde Ecologistas en Acción siempre se cuestionó que con esas fuentes de agua se consiguiera la autosuficiencia, y nada más aparecer la sequía se han confirmado nuestras denuncias.

Martín Miguel, como muchos otros campos de golf existentes o proyectados en nuestros alrededores, se ha montado en base a la mentira, siendo inviable ambientalmente y mera excusa para procesos especulativos de los que se benefician unos pocos.

Aparte de los problemas del riego, también en estos días se ha puesto de manifiesto el engaño de Martín Miguel, donde ya no irán ubicado esos famosos hoteles de 5 estrellas, y sí más y más viviendas de segunda residencia y de donde se esfuman los más de 1.500 puestos de trabajo, que se decía iban a sacar a Sanlúcar del subdesarrollo.

Esperemos que aprendamos de esta lección, y que nuevos proyectos basados en las mismas mentiras, ya sean en las marismas de Trebujena o en la carretera de Munive, no logren embaucarnos y veamos que tras ellos no hay más que especulación y los intereses de unos pocos.