Ecologistas en Acción muestra su escepticismo y preocupación por el papel que desempeñará Miguel Arias Cañete como comisario europeo de de Acción por el Clima y Política Energética. El ministro de un Gobierno que obstaculiza las energías renovables, apuesta por el fracking y las prospecciones, permite las arenas bituminosas y defiende intereses de grandes petroleras difícilmente promoverá una política sostenible y ajustada a las necesidades del planeta en un momento de máxima urgencia climática.

Desde el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Cañete promovió una reforma de la Ley de Costas que desprotege el litoral, pasando por alto el cambio climático. El alarmante problema del calentamiento global formaba parte de sus competencias como ministro, sin embargo quedó abandonado, como si fuera un asunto de segundo orden.

Desde su cartera nunca sirvió como contrapeso a las políticas energéticas insostenibles que se promovían desde otros Ministerios, como el de Industria. Y el resultado es que la política del actual Gobierno es una de las más retrógradas e insostenibles en materia de energía.

Cañete, conocido por intereses privados en empresas petroleras, ha formado parte de un Gobierno que obstaculiza el desarrollo de las energías renovables. El mismo Ejecutivo que ha luchado por promover las energías sucias, causantes del cambio climático. Así, ha tratado de prolongar las subvenciones al carbón y apuesta por el fracking, del mismo modo que promueve la búsqueda de reservas petrolíferas en el mar, poniendo en riesgo la economía de las zonas costeras próximas.

Siguiendo con esta relación, el Gobierno del que procede Arias Cañete, acaba de ofrecerse a EE UU como puerta de entrada al gas natural licuado procedente del fracking americano, y las compañías españolas ya están firmando contratos con empresas proveedoras de gas de aquel continente. Al mismo tiempo las refinerías de Repsol se están adaptando para recibir masivamente arenas bituminosas de Canadá, incompatibles con una política climática fuerte. Estos intereses canadienses están bloqueando, claramente, la nonata Directiva sobre Calidad de los Combustibles.

Son malos augurios para dirigir estos temas en una Unión Europea que debería dar pasos rotundos en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, apostando por un acuerdo fuerte en la cumbre de París 2015. Y ello, necesariamente, pasa por medidas que nos hagan menos dependientes de las energías fósiles.

Por eso, Ecologistas en Acción se pregunta: ¿qué intereses defenderá Cañete? ¿los de las grandes empresas energéticas o el de los ciudadanos y el medio ambiente? Los antecedentes no invitan al optimismo.