Ecologistas en Acción ha identificado una parte de los puntos negros con los que se encontrarán los linces ibéricos en las inmediaciones de su área de reintroducción en los Montes de Toledo.

En el entorno de la zona de suelta hay un buen número de cotos de caza donde se instalan métodos de control de predadores, como los lazos y los alares, que no son selectivos y en los que puede trampearse un lince ibérico o cualquier otra especie de mamífero predador protegido o no.

Precisamente en las zonas donde más conejo hay y que, por tanto, son las que atraerán al más amenazado de nuestros felinos, se viene practicando un férreo control de predadores que la Consejería de Agricultura, lejos de ponerle freno, impulsa de diversas formas.

Al pié de los Montes de Toledo, dentro de la comarca conocida como meseta granítica y en un radio de sólo unos 30 kilómetros de la zona de suelta hay no menos de 60 cotos de caza que piden sistemáticamente autorización para instalar baterías de lazos con el pretexto de controlar zorros.

En promedio, la Consejería de Agricultura, a través de los Servicios Periféricos de Toledo viene autorizando unos 50 lazos por coto, lo que significa que serían 3.000 el número mínimo de estas trampas que se permiten usar en esa limitada zona.

Los enclaves de mayor demanda de los cotos de caza para instalar estas trampas se focalizan a lo largo de los valles del río Guajaraz y del río Torcón, así como en el entorno de los cerros de Noez, Layos y Pulgar.

Algunos términos son especialmente peligrosos para los predadores protegidos como es el caso, por ejemplo, de Layos, Guadamur, Polán, San Martín de Montalbán, La Puebla de Montalbán y Pulgar.

De entre los casos más llamativos destaca por su peligrosidad el del coto de la Dehesa de Pulgar, donde en un coto privado ubicado en terrenos de titularidad municipal se ha permitido instalar un alar cuyas baterías de lazos alcanzan el número de 240 unidades por cada 500 hectáreas, esto es, 1 lazo cada 20 metros. El alar se ubica casi enfrente de la zona de suelta de linces en El Castañar, a unos 4-5 kilómetros de distancia por lo que será frecuentado sin duda por los linces.

La Consejería de Agricultura debiera haber impuesto una estricta prohibición de estas trampas pero, sin embargo, ha facilitado su instalación dando más permisos en los últimos tiempos e incluso ampliando la época de su utilización. Por otra parte, a pesar de que debía haberlo hecho con anterioridad a la suelta, no ha aprobado la delimitación de las zonas de presencia de lince en la provincia, lo que hubiera obligado a los cotos a usar métodos alternativos de control del zorro.

Esta situación se está dando a causa de la resistencia que Aproca, Atica y la Federación de Caza de Castilla-La Mancha muestran a la implantación de estas medidas y a que desde Iberlince ni se ha actuado coordinadamente ni se ha exigido a la Consejería que tuviera preparado a tiempo el terreno para acoger los linces reintroducidos.

Ecologistas en Acción viene reclamando a la Consejería de Agricultura que prohíba los lazos y sobre todo los alares en Toledo y en Castilla-La Mancha, petición que reiteró ayer a la Consejera de Agricultura en El Castañar. A su vez mantiene un contencioso abierto en el TSJ de Castilla-La Mancha contra la orden que homologa estos métodos.