El año 2014 comenzó en Burgos con el intento de llevar a cabo las obras en la C/ Vitoria, que fueron suspendidas por la fuerte movilización social en su contra. El proyecto, además de un despilfarro económico y un caso más de especulación urbanística; alberga un intento de disfrazar de “eco” una actuación meramente financiera. Desde la organización ecologista se valoran las actuaciones del gobierno municipal en materia de urbanismo y movilidad, de forma negativa; ya que en su mayoría se trata de actividades dirigidas a la generación de negocio para unas pocas empresas; como el PGOU o las obras de remodelación de la plaza de toros.

La ciudad se percibe por y para los coches y, como una oportunidad para hacer dinero a costa de no mejorar la calidad de vida de sus habitantes, sino de llevar a cabo grandes obras y perpetuar el modelo urbanístico que ya ha demostrado ser un grave error. Para 2015 sería deseable mejorar notablemente en materia de movilidad urbana. Una serie de medidas son urgentes, como la modificación de la velocidad máxima en ciudad, sin que esta supere los 30 km/h; la mejora en el parque de autobuses, empezando por sus horarios y frecuencias; el fomento real y efectivo del uso de la bicicleta; y la implementación de medidas que favorezca el uso del transporte colectivo y público en vez del automóvil privado.

Lamentablemente la central nuclear de Santa Mª de Garoña sigue siendo un tema de actualidad. Durante 2014 hemos asistido a una campaña y una serie de movimientos entre Gobierno y empresas eléctricas que vuelven a poner sobre la mesa la posibilidad de su reapertura. Ello, a pesar, de tratarse de una central obsoleta y peligrosa, de no tener solución para gestionar los residuos radioactivos – más allá de esconderlos en un cementerio nuclear – y de que, en absoluto, es una solución a los problemas de energía que ha generado una sociedad consumista y derrochadora como es la actual.
La fractura hidráulica es, no solo a nivel provincial, sino también internacional, uno de los más graves problemas ambientales que hemos tenido presente durante este año a punto de finalizar. El uso de esta técnica pondría en riesgo la salud de personas, animales y hábitats, hipotecando su futuro bajo una amenaza real de contaminación y destrucción. A pesar de la fuerte oposición social existente, los gobiernos regional y estatal siguen apostando por ella, apoyados en la falacia del gas que se esconde bajo las rocas; en vez de poner en marcha medidas efectivas como el ahorro, la eficiencia y la apuesta por las energías renovables.

En este contexto, se ha pedido la retirada del TTIP a la Comisión europea; que no solo facilitará la entrada del fracking en nuestro territorio, sino que supondrá además, un recorte (más, si cabe) en nuestros derechos sociales y la supremacía de las grandes corporaciones por encima de salud y medio ambiente.

Como resumen de 2014 podemos decir que la crisis del capitalismo global se ha afianzado y, con ella, la crisis ecológica, el agotamiento de los recursos y el cambio climático. Por el contrario, ha crecido la indignación en las calles y se han articulado más luchas. Para 2015, nos queda desear y, por nuestra parte luchar, ya que hace tiempo que estamos convencidas de ello, de que no será posible salir de la crisis sin dejar de sobreexplotar el planeta; desde lo pequeño y cercano, hasta lo lejano y global.