Los hechos ocurrieron entre agosto y octubre del pasado año. El alcalde del Ayuntamiento de Ribamontán al Mar autorizó, a instancia del pedáneo de Carriazo, la demolición de los edificios de un antiguo polvorín y el relleno con escorias de siderurgia, de una parcela calificada de especial protección ambiental. Esta actuación, urbanísticamente incompatible, está expresamente prohibida por la normativa regional de residuos y el Plan de Protección del conjunto arqueológico. La autora de los rellenos fue la empresa CODEFER.

Respecto a los residuos vertidos destacar que las escorias de siderurgia son residuos con un alto contenido en metales pesados, particularmente cromo, además de un elevado pH.

El informe realizado por parte de la Dirección General de Cultura destaca el enorme valor arqueológico del yacimiento, la gran vulnerabilidad del mismo desde el punto de vista hidrogeológico y la incompatibilidad del relleno realizado con el Plan Especial de Protección.

Los hechos son de una extrema gravedad que, más allá de la mera autoría de los mismos, implica también graves responsabilidades por parte del propio Ayuntamiento al otorgar este permiso.

Lamentablemente, éste no deja de ser un triste episodio más de las múltiples y graves irregularidades que se están dando en la gestión de residuos industriales, en particular de las escorias, las cuales están regando literalmente nuestra geografía regional alentado por la clara inhibición de la Consejería de Medio Ambiente de sus más elementales labores de control e inspección que en muchos casos alcanza la negligencia más absoluta, generando situaciones de grave impacto ambiental cuya subsanación suponen elevadísimos costes económicos que amenazan al erario público por la manifiesta insolvencia de los responsables de estos vertidos.