Lo ocurrido supone un muy mal ejemplo y que ello muestra a las claras que todavía piensan que Doñana es un coto privado y que la legislación no es para ellos.
El común de los mortales no podría verse en esa situación, además en un espacio tan problemático y complejo, que a nuestro juicio, lo correcto hubiera sido pasar el proyecto por el Consejo de Participación para que las obras pudieran ser explicadas y consensuadas. Esta iniciativa tan conflictiva y con cuarenta mil ojos atentos debería incluirse, junto con las actuaciones similares contempladas, en el Plan Rector. No obstante, la situación actual es de escasa participación, algo que habría que decir a la misión internacional que el pasado mes de enero visitó el lugar.
Un caso parecido, se ha dado con la instalación de un monolito vinculado a las hermandades en la reserva biológica, en el entorno de la laguna del Sopetón, para la que han dado autorización a una propiedad privada, a pesar de que ello tendría que haber pasado por el Consejo de Participación.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) adjudicó por una cantidad total de 1.017.246,12 euros obras de remodelación del Palacio, ubicado en pleno corazón de la reserva natural homónima, al objeto de llevar a cabo la instalación de infraestructura científico-técnica singular (ICTS).
El Palacio de Doñana forma parte de la red de instalaciones de la Estación Biológica, centro de investigación que cuenta con una sede administrativa central ubicada en Sevilla, que alberga las oficinas de dirección y administración, la oficina de coordinación para la investigación, laboratorios, biblioteca, colección científica de vertebrados e instalaciones de apoyo.