El Día Mundial del Medio Ambiente, fecha señalada para los sensibilizados con la protección y con una conciencia planetaria. Innegable el retroceso que viene suponiendo a nivel global y planetario la calidad ambiental, la de nuestros recursos y sobre todo la pérdida de biodiversidad, cuantificado en el retroceso de espacios con valores naturales y ecológicos.

No tenemos que irnos a ver la situación de la Selva Amazónica, ni países en la Oceanía, donde el retroceso es a pasos agigantados y el mundo y sus gobernantes no reaccionan; igual en nuestros mares y su pérdida de valores, muchas veces ese gran olvidado, por aquello de vivir de espaldas al mar.

Pero parte de las veces no tenemos que mirar lejos, otear el horizonte y situar el foco en la realidad cercana nos hace tomar una actitud comprometida con los problemas que tenemos tan cerca que están a un “tiro de piedra” o los tenemos a “nuestros pies”. Ocasión oportuna para ceñirnos al Espacio Natural Protegido de Cumbres en Gran Canaria, concretamente el barranco de la Mina. Lugar idílico para extasiarnos y llenarnos de gozo, ahora deteriorado, con pérdida de valores ecológicos de difícil cuantificación, una pérdida para nuestra visión y para el imaginario colectivo de nuestra gente y nuestra cultura natural y diversa.

Conscientes de todo ello y con la vista y el sentido en un problema acuciante para un espacio natural y además protegido, o eso dicen los papeles, donde nada se corrige, todo lo contrario, se agrava, un grupo de personas acordamos subir, llenándonos de energía una vez más, y llegar al punto caliente, donde nace el acoso y el maltrato a la vida en plena ebullición, el desvio de las aguas para discurrir sorda y sin su música saltarina y vivificante cuando nace y discurre libre, ahora la mano del egoísmo la entuba sin respetar la parte que le corresponde al barranco, a la vida; haciendo sabio aquel refrán de “El agua es de la tierra y más de donde nace”.

Pero para dar paso a que la vida recorra mansa y serena por donde siempre ha verdeado la floresta se requería de la acción contundente de liberar las aguas, y eso hicimos procediendo con ello a la desintegración de la arqueta que la desviaba y el atasco de la tubería para llenar la vista de los visitantes con la grata sensación de escuchar el canto de las aguas liberadas. Qué hermoso recuerdo de la Gran Canaria verde y con barrancos con aguas corriendo por vaguadas y nacientes.

Anécdotas muchas, comentarios de un día de acción, de errores en los materiales de obra para desmontar los “estorbos del agua libre” y no poder usarlos, inexplicablemente los duendes de la técnica negaron su funcionamiento y al final la socorrida mandarria permitió conseguir nuestros fines; la mandarria se convirtió por derecho propio en un “arma de construcción natural masiva”.

A pesar de ser un acto que nosotros mismos reprobábamos pues entendíamos que era la administración, mal llamada competente, quien debía de acometerlo, quien nunca debió permitir este avasallamiento que se ha alargado durante más de dos años. Acto por parte de la egoísta Heredad de Aguas Las Palmas Bucio y Briviesca, a pesar de ello la acción la realizamos en un ambiente distendido y de camaradería. Éramos conscientes de que toda acción como ésta deja residuos, pero la naturaleza lo asimila, lo que no asimila es quedarse sin el valioso elemento líquido.

No queremos que la Heredad deje de hacer uso de las mismas pues es un derecho adquirido por Ley, pero no estamos dispuestos a asumir que ese derecho lo aplique avasallando unas leyes con jerarquía superior a la que les legitima al aprovechamiento de las aguas alumbradas en la cuenca de Tejeda y trasvasadas a la cuenca de Las Lagunetas. El lugar está perfectamente definido y con las declaraciones de protección acorde al espacio, pero todo esto se vuelve papel mojado pues la administración nunca se ha impuesto a toda iniciativa de apropiación por parte de la Heredad. Es una lucha perdida para las ansias egoístas de la propiedad gestora del agua, pero a todas luces hasta ahora una lucha en franca desventaja por la retirada “con el rabo entre las piernas” de las administraciones que por ley debe de velar por el ENP. No escondemos, no desconocemos que los intereses como si fuera un cáncer está introducido en la propia administración, es innegable, pero eso lo ha de desvelar la Justicia que tiene herramientas para desenmascarar el entramado de intereses que salpica a todas luces a diferentes departamentos de la administración.

Acaso queremos olvidar que el agua en las islas, un bien escaso, que se tira, se despilfarra para mantener un mercado de precios, acaso pretendemos desconocer de un poder mediático de gran influencia y conocido por los “aguatenientes”, ¿no existe?
Ya es hora de plantar cara e ir desenmascarándolos y su influencia sobre la clase política, porque de no hacerlo, buena parte de nuestros ENP se transformaran en eriales.

Honorio Galindo Rocha,


Presidente de Turcón – Ecologistas en Acción