Después de las elecciones del 24 de Mayo vuelve una oportunidad histórica para intentar mejorar las condiciones medioambientales de nuestra Comunidad Autónoma.

Vemos con atención como se celebran todo tipo de reuniones, encuentros y pactos, pero en pocos de ellos vemos líneas rojas y/o peticiones que tengan que ver con propuestas medioambientales, a pesar de que las encuestas manifiesten que más del 80% de la población tiene una elevada sensibilidad hacia estos temas.

Al igual que hace 4 años, y que legislaturas anteriores, la Junta de Castilla y León tiene la ocasión de mejorar e incorporar a su política, cierta dignidad medioambiental que hasta ahora no ha tenido.

Y así lo dice la Justicia, cabe recordar que Castilla y León ha sido una de las Comunidades Autónomas con más sentencias judiciales desfavorables a sus políticas (San Glorio, Ciudad del Medio Ambiente, Meseta Ski) y no ha pasado absolutamente nada, sus responsables siguen en sus puestos.

No escuchamos a los partidos emergentes exigir que esas personas sean relevadas de sus puestos por haber acumulado tantos varapalos judiciales, que no serán imputaciones, o sí en algunos casos, pero son sentencias demoledoras, acumulando despilfarros económicos escandalosos.

Confiamos en que el Sr. Arranz, Director General de Medio Natural de Castilla y León, no continúe en su puesto, pero no nos engañemos, él no es responsable de todo, sigue habiendo políticos y sus técnicos comparsas que mantendrán sus sillones.

La Dirección General de Medio Natural, si sigue llamándose así, necesita de aire nuevo que refresque el aire contaminado que allí se respira.

Esto a nivel regional, en las provincias no se está mucho mejor, con cargos políticos dirigiendo los Servicios Territoriales y algunos técnicos decimonónicos al servicio del “sistema”, todo ello bajo la supervisión del caciquismo local y provincial.

Confiemos en que las nuevas formaciones políticas apuesten y exijan una nueva política medioambiental, más fundamentada en la conservación que en la explotación, encubierta en esas maravillosas palabras de “sostenible” y “puesta en valor” que camuflan las verdaderas, productividad, competitividad y rendimiento, de difícil encaje con esa necesaria conservación.