Ecologistas en Acción reclama la colaboración de los pescadores y una normativa más estricta que prohíba y sancione el abandono de sedales de pesca en el campo. Los finos hilos se enredan en multitud de aves acuáticas provocándoles la muerte o severas lesiones.

Voluntarios de Ecologistas en Acción de Toledo que desarrollan tareas de seguimiento de aves han localizado en el refugio de fauna del embalse de Castrejón un nido de aguilucho de lagunero que contenía dos pollos cuyo cuerpo y patas estaban profusamente enredados en sedales de pesca.

La llegada de los voluntarios ha permitido liberar “in situ” a estas aves protegidas de una trampa que sin duda les hubiera ocasionado la muerte, como ya lo ha hecho con ésta y otras especies en otros casos en los que por desgracia no se ha llegado a tiempo de evitar daños irreversibles a las aves.

Los sedales cada día proliferan más en los ríos y embalses de la provincia de Toledo, siendo especialmente abundantes en espacios como el refugio de fauna de Castrejón, declarado también Zona de Especial Protección de Aves de las Red Natura 2000 por su riqueza en especies acuáticas.

Los sedales llegan a las aves bien porque se abandonan en el agua o porque quedan enganchados en peces que no se cobran. Al rozar el agua con las patas o al pescar, las aves se enganchan en ellos y los llevan a los nidos, por lo que además de afectar a los adultos, perjudican a los pollos. Estos se enredan cada vez más en ellos impidiéndoles el movimiento o que se alimenten y terminando por herirles o, lo que es peor, por matarles. Se han dado casos de aves que portaban sedales de las patas y que han quedado enganchadas y colgando de cables o vallas, perdiendo igualmente la vida.

No es el primer caso que se localiza de este tipo de incidentes que, sin duda, son mucho más frecuentes de lo que parecen. Especies como las garzas reales e imperiales, las cigüeñas, los somormujos y los propios aguiluchos, todas ellas declaradas protegidas en el Catálogo regional de especies amenazadas, sufren una mortalidad muy seria, aunque no bien cuantificada ya que las aves afectadas quedan escondidas y mueren entre la densa vegetación palustre de las orillas de ríos y embalses.

Llega el momento de actuar con este problema, y en este sentido la solución es relativamente sencilla. Ecologistas en Acción plantea, y así se lo ha hecho saber a la Dirección General de Montes y Espacios Naturales de la Consejería de Agricultura, que se decrete una prohibición específica y taxativa de dejar abandonados sedales, anzuelos o plomos en el campo y que, siempre que sea físicamente posible, se retiren también los que puedan quedar enganchados en ramas o bajo el agua. Ahora mismo la legislación de pesca sólo recoge una vaga e insuficiente referencia a la prohibición de verter basuras y residuos a las aguas.

Hay que decir que de una forma parecida y con buenos resultados se ha actuado en materia de caza con la recogida de cartuchos. Ésta es obligatoria, se recuerda en todas las órdenes de veda y se sanciona gravemente si un cazador deja abandonados cartuchos en el campo.

Ecologistas en Acción llama a la responsabilidad de los pescadores y a la Federación castellano-manchega de pesca para que colaboren en evitar un problema que probablemente mata miles de aves de una forma silenciosa pero muy dolorosa y cruel.