Ecologistas en Acción, en base a la información facilitada por el cuerpo de bomberos de León, estima que podrían estar ardiendo unas 12.000 toneladas de neumáticos fuera de uso (NFU), cantidad equivalente a 1.850.000 neumáticos de turismo.

La organización ecologista se ha dirigido al Consejero de Fomento y Medio Ambiente, Sr. Juan Carlos Suárez-Quiñones, pidiéndole que disponga los medios necesarios para extinguir el incendio de neumáticos que se inició el 20 de julio en la planta de RMD y que, a día de hoy, transcurridas más de dos semanas, sigue activo contaminando gravemente el aire, el agua y el suelo.

También se ha solicitado que se evite el vertido al medio de las aguas de extinción y se vigile la calidad del aire, disponiendo adecuadamente medidores y captadores de muestras de partículas en las localidades afectadas.

Basándonos en estudios realizados por la EPA (Agencia Estatal para la Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos) las emisiones de partículas PM10 (el 10% de toda la materia que entra en combustión) estarían cerca de las 1.400 toneladas, que es la cantidad emitida por las 4 grandes centrales térmicas de Castilla y León durante todo un año. Las partículas PM10 transportan otros contaminantes extremadamente peligrosos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), las dioxinas, los furanos o los metales pesados.

Si llegaran a arder las 12.000 toneladas estimadas se emitirían a la atmosfera 41 toneladas de hidrocarburos aromáticos policíclicos, es decir el 17% de todas las emisiones de HAP (236 toneladas) inventariadas en España en el año 2012.

Las emisiones de los cancerígenos benceno y benzo(a)pireno, por citar solo los contaminantes con límites legales de inmisión, serían del orden de 26 y 1 toneladas, respectivamente.

Estas cifras dan la medida del siniestro al que nos enfrentamos, una verdadera catástrofe ambiental y sanitaria que hay que atajar urgentemente con medidas de emergencia que pasan, en primer lugar, por evitar que los neumáticos sigan ardiendo, no esperar a que se consuman y se alcancen los niveles de contaminación antes descritos.

RMD está proyectando chorros de agua sobre el fuego, lo que resulta desaconsejable porque debido a las altas temperaturas que alcanzan los neumáticos el agua se evapora al contacto con ellos, proporcionando más oxigeno que aviva la combustión. En incendios similares el control del fuego sólo se ha logrado sofocándolo con tierra, arena o material de relleno, utilizando los métodos de extinción aplicables a los incendios que se producen en los vertederos. Pero incluso en este estado, los fuegos pueden arder sin llama en el interior de la pira durante semanas por lo que se hace necesaria la observación continua y la monitorización medioambiental que ha de llevar a cabo personal especializado.

Sin embargo la extinción y el control del incendio se han dejado en manos de la propia empresa RMD responsable de este siniestro, y de al menos otros cinco incendios en sus instalaciones, que se han producido por negligencia e incumplimiento de las condiciones de almacenamiento legalmente establecidas.

El hecho de que la empresa siga vertiendo al exterior, desde el día 21 de julio, las aguas negras de las operaciones de extinción demuestra por un lado, que RMD carece de sistema adecuado de recogida de aguas superficiales; y por otro, la lentitud e inoperancia de las Administraciones competentes. El agua arrastra los aceites que liberan los neumáticos al quemarse y contamina los cursos de agua con sustancias muy peligrosas, como HAP, fenoles y metales pesados. A día de hoy, el agua que sigue saliendo de las instalaciones de RMD ha contaminado totalmente el arroyo de Antimio de Abajo.

Todas las instalaciones de almacenamiento de NFU deberían contar con una planificación de las emergencias, más allá de los planes de autoprotección de las empresas. En caso de incendio, la EPA recomienda que “cualquier área expuesta a la columna de humo o sujeta a exposición por vientos cambiantes, debería ser evacuada como medida de precaución”… pero estamos en León. Aquí, la población afectada sigue sin obtener respuesta cuando llama al 112, Protección Civil, para quejarse del fuerte olor a goma quemada, de picor en los ojos o de problemas respiratorios.

Ecologistas en Acción se personará como acusación popular en las diligencias que se abran en el correspondiente juzgado de instrucción de León como consecuencia de este gravísimo incendio.