Los convoyes, cada uno con 3 contenedores, pasarían a menos de 500 m de las viviendas en 12 poblaciones de la provincia de Cuenca.

Villares del Saz y Villar de Cañas, verían circular junto a sus casas hasta 1.254 convoyes de residuos nucleares durante 20 años. Siempre y cuando, no se prolongue la vida útil de las nucleares. En caso contrario, el incremento de los convoyes será directamente proporcional al número de años en el que se incremente.

El estudio de impacto ambiental encargado a INYPSA por Enresa, tiene numerosas deficiencias en el apartado del transporte que podrían deberse, una vez más a las prisas de la dirección Enresa.

Los convoyes compuestos por tres vehículos especiales, cada uno con un contenedor de residuos nucleares de alta actividad y otros vehículos de apoyo y protección, circularían a 40km/h por carretera (principalmente autovías y autopistas) desde cada una de las centrales nucleares hasta el ATC de Villar de Cañas. Excepto los viajes desde las centrales de Cofrentes, José Cabrera y Trillo, el resto de convoyes deberán hacer noche a mitad de trayecto durante los meses de invierno, puesto que los transportes de productos peligrosos no pueden circular de noche.

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Poblaciones de Cuenca afectadas por los transportes de residuos nucleares

Un informe que está elaborando Ecologistas en Acción, a partir de datos de Enresa (EIA encargado a INYPSA), la Comisión Interministerial para el emplazamiento del ATC y la contabilidad del “6º Plan General de Residuos Radiactivos” pone de manifiesto el enorme riesgo al que se someterían a más de 35 mil personas de 27 localidades de la provincia de Cuenca, por la que pasarían los residuos nucleares [1]. 12 de estas localidades con casi 8.000 habitantes, serían las más afectadas pues los convoyes pasarían a menos de 500m de las viviendas más cercanas a las vías de comunicación

En condiciones normales, las dosis recibidas por la población serían muy bajas, puesto que el convoy circularía a 40km/h, pero no son despreciables las dosis en los puntos de descanso o en paradas programadas o no. Además, el elevado número de viajes (hasta 1.254 desde todas las centrales nucleares), multiplica el riesgo de accidentes. En este caso estaría Villares del Saz y Villar de Cañas. En el extremo contrario, Barajas de Melo, vería pasar junto a su localidad 31 convoyes provenientes de la desmantelada central nuclear José Cabrera. Otras localidades en una situación intermedia, serían: Belinchón, Villarubio, Saelices, Honrubia, La Almarcha, La Hinojosa, Cervera del Llano, Pozoamargo y Sisante (información detallada en la tabla adjunta).

A día de hoy, tampoco se conocen los puntos de descanso necesarios para que los convoyes pasen la noche. En estos puntos, una persona a un metro del contenedor, absorbería una dosis de radiación de 80 µSv cada hora. Es decir, en tan solo 12 horas y media, recibiría la dosis (1.000 µSv/año) admitida para el público en todo un año, según establece el RD 783/2001.

El EIA encargado por Enresa

En el estudio de impacto ambiental encargado por Enresa a la consultora INYPSA, apenas se aporta información sobre los posibles riesgos y los planes de emergencia en caso de accidente. Tampoco se mencionan los protocolos de actuación en caso de avería, operaciones de mantenimiento de los vehículos y su carga o cómo llevar a cabo los relevos con el 2º conductor en caso de que el 1º se encuentre indispuesto, tenga que comer, ir al baño o cualquier otra contingencia que precise que el convoy se detenga.

El informe de INYPSA no calcula la probabilidad de un accidente, avería o percance durante el transporte, únicamente aporta que “… hay una probabilidad entre mil millones de que el accidente produzca liberación de material radiactivo”. Tampoco se justifica detalladamente la razón por la que se ha elegido el transporte 100% por carretera tras reconocer que el transporte por ferrocarril es más seguro. No hace una evaluación correcta de las cantidades de residuos: cifra en 40 los transportes anuales, cuando serían de una media de 63, dado que el total de convoyes serían 1.254 durante un período de 20 años.

Otra deficiencia destacable del informe de INYPSA es la afirmación de que las dosis que recibirían los conductores de los vehículos especiales, permitirían que los mismos conductores realizaran todos los transportes sin superar las dosis máximas, por el mero cálculo de las distancia desde la cabina al contenedor. Pero no se tiene en cuenta que los viajes podrían durar más tiempo o las entradas y salidas de la cabina en las paradas. Tampoco se dice nada de las dosis de otro personal de apoyo en los convoyes o en operaciones de carga y descarga.

No es cierto que no haya habido accidentes con contenedores de residuos [2]

Entre 1971 y 1996, solamente en EEUU, ha habido 58 accidentes e incidentes ocurridos durante el transporte de residuos radioactivos de combustible gastado de centrales nucleares, con dos sucesos que implicaron pérdida, dispersión o escape de material radioactivo desde el sistema de contención del contenedor y 49 con contaminación en la superficie del contenedor. En varios países europeos incluso existió entre 1997 y 1998 una moratoria en el transporte, al descubrirse que el exterior de un elevado porcentaje de contenedores situados en la terminal de ferrocarril de Valognes (La Hague) estaba contaminado con partículas radioactivas.

El transporte de residuos es un riesgo para la economía

Incluso en ausencia de accidentes, la mala reputación que precede a al transporte de residuos de alta actividad provocará un deterioro del valor de las propiedades inmobiliarias y del turismo.

La pérdida de valor del patrimonio inmobiliario situado en las cercanías de las rutas de transporte de material radioactivo ha sido ampliamente estudiada en EE.UU., señalándose futuras devaluaciones en un radio de 5 km alrededor de las vías de transporte. Existen sondeos de opinión que establecen que un 70% de los encuestados no adquiriría propiedades cerca de una carretera empleada como vía de transporte de residuos.

El ATC no es necesario

Pero el riesgo que deberían asumir los vecinos afectados (a los que nadie les ha consultado) es innecesario, puesto que los residuos nucleares se están almacenando en las diferentes centrales nucleares, a través de ATI (Almacenes Temporales Individuales, construidos o en diferentes fases de diseño y autorización) haciendo innecesario el ATC y que nos costaría a los españoles más de 2.800 millones de Euros en toda su vida útil incluidos los impuestos y el desmantelamiento.

Propuestas

Ecologistas en Acción, junto con la Plataforma Contra el Cementerio Nuclear en Cuenca y Greenpeace, solicita al Gobierno central la paralización inmediata de este proyecto hasta que:

  • Se actualice el Plan de Gestión de los Residuos Radiactivos puesto que el actual (de 2006) está obsoleto
  • Se concluyan todas las evaluaciones relacionadas con las peticiones de información adicional (PIA) emitidas por el CSN, que permita en la toma de decisiones relacionadas con la gestión de los residuos radiactivos atender a los principios básicos de máxima seguridad con las mejores tecnologías disponibles.
  • Esas decisiones se sometan a un proceso de participación pública para escoger la alternativa socialmente más apoyada.

[1] Todas las localidades afectadas, se pueden consultar en un mapa interactivo elaborado por Greenpeace que permite enviar un correo al ayuntamiento afectado: