Se nos ha ido Luciano, de una forma tan discreta como vivió, cuando, con su reciente jubilación, tenía todo el tiempo del mundo para disfrutar de la vida y para luchar por sus ideales de paz y de justicia social.

Se nos ha ido un compañero, y sobre todo, un amigo entrañable. La mayoría de nosotros lo conocimos cuando en el año 2000 un grupo de vecinos y vecinas de Arcos se pusieron en contacto con Ecologistas en Acción, para pedir ayuda en la lucha que habían iniciado contra la instalación de una macrocentral térmica de la multinacional ENRON. En ese grupo que constituyó la plataforma antitérmica, estaba Luciano. No era la cara más visible, pero sí parte sustancial de la materia gris de ese animoso e incansable grupo que consiguió movilizar a un pueblo entero contra esta central, tan contaminante como inútil, como el tiempo ha demostrado.

El hecho de que no se consiguiera la paralización de este proyecto no lo desanimó, y se implicó totalmente en la actividad de Ecologistas en Acción. En los últimos años fue mi compañero de batallas en la Junta Rectora del Parque Natural Sierra de Grazalema. Sus intervenciones, siempre cargadas de lógica y sentido común, solían ser el contrapunto a mi vehemencia verbal.

Su trayectoria profesional empezó como maestro, y eso crea impronta. Después cambió de profesión a otra, donde el servicio a las personas como psicólogo en el Equipo de Orientación Educativa, siguió abriendo caminos y creando lazos de amistad y cariño en la Sierra de Cádiz.

Fue un pionero en la defensa del lenguaje no sexista y contra la discriminación de los discapacitados, más allá de oportunistas estrategias políticas de comunicación. Fue de los primeros en tratar el tema de la atención a la diversidad. Valoraba a las personas por ser y no por tener. Siempre se sintió al lado de los más desfavorecidos. No concebía el bienestar de unos pocos a costa de otros. Más allá de la raza, del país de origen, de la religión o de cualquier otra circunstancia.

Tanto en la prensa local de Arcos como en su blog “Opina con Luciano” podíamos leer artículos en los que trataba de casi todo: la denuncia de las guerras y la hipocresía de los gobiernos, la sanidad, la educación, el medio ambiente.

Era, además, una persona polifacética, su guitarra callada nos recordará siempre sus aficiones musicales.

Luciano fue siempre consecuente con sus ideas, hombre tranquilo y respetuoso, de pocas palabras pero con mucha verdad en ellas, amable y con buen humor, aunque con la edad le salieran ramalazos de cascarrabias. Sus correos los solía terminar con una frase llena de contundencia: «La coherencia nos hace ser felices». Todos lo recordaremos como una persona honesta, una buena persona, que lo daba todo en la lucha por una sociedad más justa, ecológica y solidaria.

Luciano, siempre te recordaremos con cariño.

(En el minuto 2:17m podemos ver a nuestro amigo interviniendo sobre el Guadalete.)