Las cacerías de ánsares comunes interfieren de forma grave en la invernada de esta especie en los humedales, ponen en riesgo a los visitantes del enclave y hieren de forma grave la sensibilidad de las personas que acuden a disfrutar del espectáculo de la observación de aves acuáticas. Los ingresos derivados del turismo de naturaleza suponen unos ingresos mínimos de medio millón de euros en una comarca especialmente deprimida por el abandono del medio rural.

Los humedales terracampinos de La Nava, Boada, Pedraza y La Güera se han convertido en los últimos años en uno de los enclaves más importantes para la migración, invernada y reproducción de varios miles de aves acuáticas. Especialmente significativo resulta el periodo de invernada, cuando hasta más de 40.000 aves se concentran en las someras aguas de estas lagunas esteparias durante los meses de octubre a marzo. De entre todas estas especies destaca el ánsar común, con una invernada media de 20.000 ejemplares, lo que sitúa a estas lagunas como la tercera zona húmeda en importancia para esta especie en España, estando tan solo detrás del Parque Nacional de Doñana y prácticamente con el mismo número de ejemplares que las salinas de Villafáfila en Zamora.

Además, la recuperación de los humedales ha supuesto una importante revitalización de la economía local, producida gracias a las más de 20.000 visitas anuales que reciben los humedales y que suponen unos ingresos de más de 500.000 euros a una comarca muy deprimida y sometida a un fuerte proceso de abandono del medio rural.

Por los motivos anteriormente expuestos, las asociaciones abajo firmantes no pueden entender la política puesta en marcha por la Junta de Castilla y León y que permite la realización de varias tiradas de ánsares todos los años a escasos metros de las orillas de estos humedales. La oposición a estas cacerías se fundamenta en las siguientes razones:

  1. La actividad cinegética en el entorno inmediato del humedal resulta incompatible con el uso público del mismo. En primer lugar se compromete la seguridad de los visitantes al humedal. Y en segundo lugar no se respeta el ocio y se hiere de forma grave la sensibilidad de un importante colectivo de personas que acuden al humedal a disfrutar del espectáculo de la observación de aves acuáticas, el cual no solamente se ve interrumpido, sino que además tienen que presenciar como las aves que van a observar son abatidas delante de sus ojos.
  2. La laguna de La Nava y el resto de humedales terracampinos forman parte de la Red Natura 2000 y de la Red de Espacios Naturales de Castilla y León. La caza está prohibida en un perímetro muy limitado al humedal, resultando excluida de esta actividad una superficie prácticamente insignificante, máxime si se tiene en cuenta que el 92% de la superficie regional son terrenos cinegéticos.
  3. La actividad cinegética es contraproducente a medio y largo plazo con la conservación del humedal, y en especial con la de las aves acuáticas que allí invernan, que ante la presión cinegética ejercida en una zona hasta hace poco considerada segura por las anátidas, conseguirán que se produzca una progresiva disminución en el número de aves acuáticas invernantes.
  4. La actividad cinegética en los pueblos donde se encuentran los humedales nunca ha estado restringida, todo lo contrario, la recuperación de los humedales ha beneficiado claramente a los cazadores, que han visto como se incrementaba la oferta cinegética y han podido cazar aves acuáticas durante todos estos años, eso si, a una distancia prudencial de la laguna.

Asociaciones firmantes:
- WWF
- Ecologistas en Acción
- PACMA
- Asociación de Naturalistas Palentinos