Para la federación ecologista, el comunicado publicado el pasado jueves 21 de enero por ENCE energía deja claro que este tipo de centrales eléctricas de incineración de biomasa son contaminantes. En la tabla adjunta al comunicado, ENCE compara las emisiones de óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre de su central de biomasa de Huelva con la central térmica de Jinámar, poniendo de manifiesto que aunque sus emisiones están por debajo de las centrales que operan con fueloil y diesel, la incineración de biomasa es contaminante y sucia.

Hemos de tener en cuenta que la empresa, además, hace la comparativa tomando los datos de una central que produce 40 MW y no 70 MW como la proyectada para Las Palmas, por lo que en este caso la expulsión de gases nocivos hubiese sido aún mayor. Según Ben Magec – Ecologistas en Acción, la empresa aporta datos confusos y tratados de manera poco rigurosa, con el fin de minimizar los datos sobre los altos niveles de contaminación del aire que provocan las plantas de energía de biomasa.

En este sentido, según la Agencia de Protección Ambiental de los EEUU, la quema de madera para generar energía produce 79 contaminantes diferentes asociados a enfermedades respiratorias, cardíacas, malformaciones y cáncer. Este hecho explica que allá donde se han implantado centrales de biomasa se haya originado un fuerte movimiento ciudadano en su contra, sobre todo en Reino Unido, EEUU, Australia y también en España, por los impactos sobre la salud pública que esta actividad produce.

Ben Magec Ecologistas en Acción pide al Gobierno de Canarias que retire la declaración de interés estratégico para Canarias del Proyecto de Biomasa de Granadilla de ENCE y deje de apostar definitivamente por este tipo de energía, que está muy lejos de ser sostenible, limpia, eficiente y ecológica. De este modo afirman que:

  • es un modelo que ahonda en la dependencia e impide la soberanía energética, dado que en su mayor parte la madera (astillas o pellets) proviene de cultivos energéticos de América y Africa. El proyecto de central del Puerto de Las Palmas de 70 MW necesitaba para su funcionamiento 560.000 toneladas de astilla anuales, lo que equivale a unas 15.000 hectáreas de plantación, dos veces la superficie del Parque Natural de Tamadaba.
  • Es una actividad contaminante y sucia, no solo en lo relacionado al proceso de incinerado de la madera y la consiguiente emisión de gases contaminantes y de efecto invernadero, sino con toda la cadena productiva. Las plantaciones energéticas de las que se alimentan este tipo de centrales térmicas necesitan, por un lado, grandes cantidades de fertilizantes y pesticidas; y por otro, dependen totalmente de los combustibles fósiles, tanto en las tareas de plantación, como en la tala, transformación en astilla o pellets y transporte terrestre y marino. Por ello, la producción de 1 KW de energía a partir de la combustión de biomasa de árboles enteros puede suponer, según un estudio de la Universidad de Princeton, hasta un 50% mas de emisiones de CO2 que si se generara la misma energía a partir de carbón mineral.
  • La plantas tienen un alto grado de inseguridad y peligrosidad. Se han producido numerosos accidentes graves en las centrales de Biomasa por incendio o explosión, como los casos de la Central de Biomasa de Gypsum , Colorado, en diciembre, 2014; la explosión de silos en la Planta de Biomasa de Koda Energy, Minnesota, en abril 2013; o el incendio de Central de Biomasa de TiburyPower en Reino Unido, la incineradora de madera más grande del mundo, en febrero de 2012.
  • La generación de energía a partir de biomasa genera además impactos muy negativos sobre el medioambiente, las comunidades y la economía, no solo en los lugares donde se instalan las plantas, sino también en las áreas donde se implantan los cultivos de árboles. Al grave daño a los ecosistemas por la deforestación y la contaminación hemos de sumarle conflictos por la tierra, desplazamientos de las poblaciones de sus territorios , ocupación de tierras necesarias para la supervivencia de la comunidades tradicionales y la consiguiente pérdida de la soberanía alimentaria.
  • Finalmente , de implantarse en nuestro territorio, los incentivos y primas que desde la UE se ofrecen a la biomasa va en detrimento de energías realmente renovables, limpias, ecológicas y que nos hacer verdaderamente independientes a nivel energético, como la eólica, solar, mareomotriz y geotérmica.

Desde la federación ecologista insistimos en el rechazo a las centrales de incineración de biomasa y solicitamos, una vez más, al Gobierno de Canarias, que destine sus esfuerzos a potenciar soluciones energéticas verdaderamente renovables, limpias y sostenibles para nuestro archipiélago, que nos hagan avanzar hacia la soberanía energética y hacia un modelo libre de las emisiones de CO2 responsables del cambio climático.