El pasado vendaval que produjo importantes daños en la ciudad, derribó un cedro singular, añoso y de gran porte en el Cortijo de San Isidro, su apeo y consiguiente hueco dio paso a la colocación en su lugar, de una gran tinaja de barro cocido.

Con enorme preocupación y perplejidad, asistimos desde este grupo ecologista al recambio de un elemento natural por otro artificial, sin el menor recato por parte de los Servicios Técnicos municipales, ni cuestionamiento alguno por la Delegación de Medio Ambiente; es decir, el gobierno de la Junta Vecinal, junto con su homónimo superior jerárquico y responsable de los hechos del consistorio ribereño, reemplazan un monumento vivo histórico de nuestro Paisaje Cultural, por otro artificioso con el supuesto beneplácito de algunos cortijeros, a juzgar por el artículo firmado por Josefina Freire, Cronista Oficial de Aranjuez y esposa del alcalde pedáneo.

Ecologistas en Acción lleva tiempo reclamando como asignatura pendiente a los responsables municipales, la instalación en lugares emblemáticos del municipio, un museo etnográfico para mayor gloria, cobijo, historia, cultura y educación, del pueblo de Aranjuez.

Muchos son los elementos importantes que podrían exponerse en el interior de sus paredes o patios, entre los cuales estaría en lugar preferente las tinajas de barro encargadas de envejecer y almacenar los vinos de la región; incluso ubicarlas en múltiples lugares a la intemperie, como el mismo parterre actual, pero retrancada unos metros y acompañada por otra, en el parterre gemelo.

Nos preguntamos entonces, ¿cuál podría ser la obstinada sinrazón de nuestra panzuda tinaja para ocupar tal disposición, rompiendo la estética del lugar y la perspectiva del horizonte, dejando “pasmao” a más de uno?

Sabemos de la insensata intención de amplificar “lo que el viento se llevo”, eliminando el otro ejemplar sano, abriendo de paso, el telón a la fachada principal de la ermita cortijera, desde allá lejos, cuestión capital ésta, que sin duda subyace entre los responsables de toda esta chapuza.

El pequeño parterre que históricamente desde su colonización, da entrada y bienvenida a los visitantes compuesto por dos cedros del Atlas (cedrus atlantica menetti), dos cupressus arizónica, tuyas y setos, con pavimento central de canto rodado y ladrillo (por cierto, nivelado en forma deficiente la piedra entre el mortero, que la erosión pronto se encargará de liberar), debe permanecer tal y como dispusieron aquellos cortijeros padres de muchos de sus actuales moradores, por respeto a su memoria, colocando en homenaje a los mismos, un nuevo árbol de la misma especie y buen porte.

Tal vez una tinaja deba ocupar un sitio merecido en la Entidad Local Menor, seguro que otras muchas igual de panzudas y diferentes tamaños tienen adquirido asiento y ubicación. Desde este grupo ecologista proponemos racionalidad, nunca dos joyas entrañables, testigos mudos de nuestra historia reciente natural e industrial, deberían competir por un espacio. Ambos, tienen bien ganado su homenaje.