El día 22 de marzo fue declarado Día Mundial del Agua con el fin de generar una conciencia social sobre la conservación y desarrollo de los recursos hídricos. En este año Naciones Unidas ha elegido el lema “*El agua y el empleo” debido a la relación e importancia del agua en la creación de empleos y el desarrollo económico, social y humano, y sobretodo porque la mitad de los trabajadores del mundo (1500 millones de personas) trabajan en sectores relacionados con el agua.

La asociación Asden-Ecologistas en Acción de Soria reconoce tal importancia, y a su vez quiere llamar la atención sobre los falaces y extendidos argumentos de que la creación de empleo está y debe estar por encima del cuidado de la calidad y salubridad del agua y de los ríos (y por extensión del medioambiente). Aceptar estos argumentos por parte de la sociedad soriana, y aplicarlos como están haciéndolo algunas autoridades incluso contrariando la leyes, está limitando nuestro desarrollo futuro y está poniendo en peligro un mayor número de empleos que el que prometen crear.

En este contexto hay que recordar a la sociedad que la contaminación del agua supone una forma de escasez porque potabilizarla o disfrutarla requiere de infraestructuras y costes elevados.

Si bien es un caso singular en la provincia, hay que destacar el valor ejemplarizante de la contaminación por sustancias químicas tóxicas y persistentes, como el lindano. En la actualidad el Lago de la Mina Gandalia en Borobia (con una extensión de 3,5 Hectáreas -unos 4 campos de fútbol- y un volumen de agua similar al de la Laguna Negra -1 millón de metros cúbicos-) tiene una carga contaminante de lindano de entre 17 y 25 nanogramos/litro de agua. Para que nos hagamos una idea es como si disolviéramos una cucharilla o un sobre de los de azúcar llena de lindano en ese volumen de agua. Es decir que tan ínfima cantidad ya es suficiente para dejar inutilizada y generar un problema para el desarrollo económico de la zona.

La contaminación por lindano en Borobia debe ser resuelta cuanto antes; y sobre todo debe servir de ejemplo para que ninguna industria, actividad económica o proyecto destruya e inutilice nuestra agua y nuestros ríos y ecosistemas acuáticos, ya sea en nombre del progreso o de fantásticas promesas de empleo. Por supuesto no debemos olvidarnos del fracking.