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[Tríptico] Ozono troposférico

En los últimos años, está aumentando la preocupación por un contaminante muy singular, que no sale de las chimeneas ni los tubos de escape, y que afecta más a las zonas rurales que a las grandes ciudades: el ozono troposférico.

La contaminación por ozono troposférico causa cada año 17.000 muertes prematuras en la Unión Europea, 1.800 de ellas en España. Dos terceras partes de los cultivos y buena parte de nuestros bosques y espacios naturales soportan niveles de ozono que dañan la vegetación.

Una calidad del aire adecuada debe pasar por que la ciudadanía conozca en todo momento el estado del aire que respira, y por que se establezcan planes de acción que reduzcan la polución causada por el ozono.

¿Cómo se forma?

El origen del ozono se encuentra en las emisiones de otros contaminantes llamados “precursores”, producidas por el tráfico, las industrias y las calefacciones. Estos contaminantes precursores se transforman en ozono, en presencia de radiación solar.

El automóvil, las centrales térmicas y el uso de disolventes orgánicos en pinturas y colas son las mayores fuentes de contaminantes precursores del ozono, como son los óxidos de nitrógeno (NOx) y los compuestos orgánicos volátiles (COV).

En el litoral mediterráneo, las brisas arrastran la contaminación hacia el interior por el día y hacia el mar por la noche. En el centro de la Península, el viento desplaza la pluma de contaminación de Madrid hasta los territorios limítrofes de las dos Castillas.

Ozono y salud

El ozono es un potente oxidante con importantes efectos sobre la salud. Los más afectados son los niños y niñas, las personas mayores, las mujeres gestantes y quienes padecen enfermedades respiratorias y cardiovasculares.

Efectos a corto plazo: reduce la función pulmonar, irrita ojos y superficies mucosas, provoca dolor de cabeza y fatiga, induce nacimientos prematuros en mujeres gestantes, y agrava las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, con resultado de hospitalización o muerte.

Efectos a largo plazo: afecta al desarrollo pulmonar, aumenta la incidencia y gravedad del asma, provoca alteraciones cognitivas similares al Alzheimer, e incrementa la mortalidad de enfermos respiratorios y cardiovasculares crónicos, por EPOC, diabetes e infarto.

Ozono y vegetación

Los niveles actuales de contaminación por ozono tienen una responsabilidad directa en la caída de la productividad de cultivos como la patata, el tomate, los cítricos, el melón, la sandía o el trigo, que según lugares y años puede descender hasta un 40%.

Exposición aguda: exposición a altas concentraciones de ozono durante períodos cortos de tiempo. Provoca generalmente daños que se observan a simple vista, especialmente manchas en las hojas, no siempre asociados a reducciones en el crecimiento.

Exposición crónica: se produce con concentraciones de ozono bajas o medias durante largos períodos de tiempo. Su resultado es el envejecimiento prematuro y la reducción del crecimiento y la productividad de las plantas, sin que se observen siempre síntomas visibles.

Recomendaciones

En situaciones de elevada contaminación por ozono, se recomienda no desarrollar ningún tipo de ejercicio o esfuerzo físico desacostumbrado al aire libre, en las horas centrales del día y a la caída de la tarde, cuando los niveles de ozono son más elevados.

Esta indicación es especialmente importante para los grupos más sensibles: niños y niñas, personas mayores o con enfermedades respiratorias o cardiovasculares crónicas y mujeres gestantes, así como para las y los deportistas aficionados y de competición.

Respecto a la vegetación, es recomendable no regar los cultivos a plena luz del día o al atardecer, cuando los niveles de ozono son más elevados y pueden inducir mayores daños al penetrar por los estomas de las plantas.

¿Qué podemos hacer?

  • Exigir a las autoridades que informen de manera ágil y comprensible de los niveles de ozono troposférico, a través de Internet y de los medios de comunicación.
  • Reclamar a las Administraciones la elaboración de los preceptivos planes de mejora de la calidad del aire y de acción a corto plazo, que reduzcan los niveles de ozono.
  • Caminar o utilizar la bicicleta y el transporte público en nuestros desplazamientos diarios, para reducir las emisiones contaminantes de los automóviles privados.
  • Reducir nuestro consumo de electricidad, mejorar el aislamiento térmico de nuestras viviendas, utilizar pinturas al agua y evitar el empleo de disolventes orgánicos.