Andalucía, tierra de paz.

Manifiesto leído por la Plataforma Andaluza contra las bases militares:

Un año más nos encontramos reivindicando la desaparición de las bases militares y de tropas extranjeras de Andalucía. Como cada año, los motivos para acudir a la Marcha a Rota han crecido exponencialmente. La guerra y la violencia desatada por los poderosos grupos imperialistas, sus multimillonarios gastos militares y su inmensa irresponsabilidad a la hora de gestionar sus armas de destrucción masiva, su frialdad inhumana al permitir y financiar masacres como las que tienen lugar en tantos países del mundo (Palestina o Siria, entre ellos), todo esto y más sigue su ignominioso curso desde instalaciones reforzadas, ampliadas y recrudecidas como son la base aeronaval de Rota, la base aérea de Morón de la Frontera y la base nuclear naval de Gibraltar.

Andalucía es tierra de paz. No quiere, ni puede, ni tiene por qué servir de lanzadera para amenazar o atacar a otros países. Ni para intervenciones ajenas y lejanas que nada tienen que ver con nuestra geografía, nuestra historia e intereses. No nos gusta la creciente militarización de nuestra tierra, ni las ferias de armamentos, ni la anormalidad histórica de la presencia de bases militares extranjeras, ni la llegada continua de submarinos atómicos, ni los despliegues de misiles nucleares.

Las concesiones del gobierno de la derecha española al belicismo norteamericano y de otros estados de la UE, son no ya escandalosas, sino un acontecimiento histórico de indignidad política y humana cuyo hondo calado quizás se nos escapa, de tan negativo, en estos convulsos momentos. Con un ridículo y peligroso yihadismo hasta en la sopa pretenden nuestros temibles gobernantes ocultar sus incontables truculencias y convencernos de que solo la estrategia de sus “humanitarios” ejércitos puede controlar este mundo que ellos mantienen desangrado y a la deriva.

En estos recientes años en que la llamada “crisis” y el “austericidio” han producido un gran drama social en toda Europa, y no digamos en los países africanos de la ribera mediterránea, la guerra y la violencia capitaneada por quienes dirigen la OTAN parecen ser las únicas leyes que rigen en el ámbito de las relaciones internacionales.

Nuestros ojos no dan abasto al constatar un pasmoso aumento de marines en la base aérea de Morón cuando, al día siguiente, ya pueden, también, ver la llegada de un buque de misiles más al puerto de Rota. Nuestro corazón no ha dejado de temblar al comprobar una vez más el humillante comportamiento militarista del PSOE de Andalucía, permitiendo las bases y fomentando la industria militar en Sevilla, Cádiz, Málaga, etc., cuando casi justo al día siguiente, de nuevo, nuestro corazón se sobrecoge al constatar cómo el Partido Popular compra un puesto entre los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU a cambio de una nueva versión del convenio bilateral con la que no tardará mucho en sorprendernos para lo peor. Personajes funestos, oscuros e implicados en el comercio internacional de armas, como es el caso del Ministro de Defensa señor Pedro Morenés, no dejan de sorprendernos diariamente con sus escabrosos movimientos de tropas en Malí, en Líbano, en Irak… La apuesta del PSOE y del PP por el militarismo no tiene freno.

Al venenoso compás de la peor globalización económica que cabía esperar; sufriendo el ritmo de la falta de empleo generalizada en toda Europa; aturdidos por la música en nuestros oídos de los cartuchos de dinamita que han caído sobre los recursos públicos (salud, educación, vivienda…) y las potencialidades sociales; con el vertiginoso soniquete de la más descarada represión política sobre nuestras espaldas; con toda esta música de la desesperanza jaleando los telediarios y vaciando nuestros bolsillos, el Partido Popular ha dado muchos pasos, con un gran descaro, en dirección al belicismo como única propuesta para desenvolverse en el ámbito de las relaciones internacionales, ha destruido casi todo signo de solidaridad y de cooperación internacional, y ha entregado sin más la soberanía nacional del estado español al Pentágono.

El sustancial reforzamiento militar de las bases de Rota, Morón y Gibraltar es el resultado más tangible de todo este proceso de galopante derechización y de destrucción de los derechos humanos al que asistimos. Pero, en términos generales, es un proceso multifacético, intenso, globalizado y creciente -de gravísimas repercusiones medioambientales, sociales y económicas- al que debemos resistirnos con toda nuestra energía, es decir, con la energía de la Paz y de la Solidaridad Internacional. Porque lo que nosotros venimos a reivindicar a estas Marchas contra las Bases no es solamente su inmediato desmantelamiento y su sustitución por otras actividades económicas constructivas y útiles para la población, sino también, y sobre todo, la puesta en marcha de políticas internacionales no basadas en la fuerza militar, en la extorsión, en el robo de los recursos de los países del sur, en la criminalización de las resistencias pacíficas, activas, desobedientes y noviolentas que está teniendo lugar en todas partes, etc. Es la guerra organizada desde arriba y la sórdida violencia desatada hacia los de abajo como únicas forma viables, según los poderosos, de las relaciones internacionales, lo que nosotros, en esta Marcha a Rota, exigimos que cambie. Y sí podemos provocar este cambio si denunciamos en voz bien alta que el resultado del militarismo es la muerte para la esperanza, para la dignidad de los pueblos, para los derechos humanos, para la interculturalidad. Es posible cambiar las cosas si, todos juntos, todas juntas, seguimos desarrollando alternativas a nuevos engendros del neoliberalismo como el Tratado Trasatlántico de Libre Comercio, el CETA y similares, con todos los desórdenes contra la sociedad y contra el medio ambiente que estos instrumentos del capitalismo significarían si lo dejamos prosperar.

Además de todo esto, sabemos (aunque la Junta de Andalucía no deje de mentir al respecto) que las bases de Rota, Morón y Gibraltar ya no dan empleo ni significan ninguna ayuda económica para Andalucía ni para los países del norte de África, sino todo lo contrario. Los numerosos y continuados despidos, la imposibilidad de que por ejemplo el Ayuntamiento de Rota cobre el IBI a la Base, el peligro que estas instalaciones significa para la sociedad civil, su freno (por diversas servidumbres militares) al desarrollo económico de la zona, etc., dejan muy claro la clase de peligrosa rémora en que estas mortíferas instalaciones se han convertido, así como la pérdida de la soberanía del Pueblo Andaluz sobre su territorio, mar y aire.

Y por todo eso volvemos a denunciar desde aquí, un año más, que el escudo antimisiles es un arma ofensiva que aumenta el peligro de guerras; que desde las bases de Rota, Morón y Gibraltar, se están ejecutando peligrosos movimientos militares contra Rusia en el contencioso de Ucrania; que desde estas bases se está operando en conflictos como el sirio, el libio y el palestino. Como de igual forma, denunciamos la intolerable injerencia del imperialismo norteamericano con la reciente visita del presidente Obama, cuyos verdaderos objetivos consistían en:

a) Inspeccionar la operatividad de las bases militares norteamericanas en Andalucía, que han acentuado su importancia como lugares estratégicos desde donde desplegar sus ataques y provocaciones.

b) Presionar para la firma por parte del Estado español, sin referéndum ni apenas debate parlamentario, del TTIP (Tratado Trasatlántico entre la Unión Europea y USA), que recortará aún más los derechos económicos, sociales, ambientales y culturales, anulará la ya escasa soberanía política de los pueblos y acentuará, si cabe, el dominio de las grandes corporaciones transnacionales sobre nuestras vidas.

c) Intervenir en la política interna del Estado español, en unas fechas claves para la formación de nuevo gobierno, respaldando a los partidos políticos más sumisos al dominio norteamericano y al mantenimiento del estatus económico y político, propiciando un acuerdo entre ellos y dificultando las transformaciones necesarias en un sentido democrático y de reconocimiento de derechos tanto individuales como colectivos.

Y por eso, en definitiva, hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía y a todas las organizaciones sociales y políticas a oponerse al militarismo galopante que estas bases representan, el cual es un exponente más de la violencia de los poderosos contra el pueblo y su voluntad de transformación social.

Por todo esto y porque Andalucía es tierra de paz decimos un año más: NO A LA GUERRA. OTAN NO, BASES FUERA.

Organiza: Plataforma Andaluza contra las bases militares, en la que participa Ecologistas en Acción.