Ecologistas en Acción ha estado presente en la Tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre Vivienda y el Desarrollo Sostenible, ONU-Hábitat III, celebrada en Quito. La organización considera fallida la nueva agenda urbana oficial acordada. Un documento pactado previamente entre los estados, débil en diagnóstico y propuestas y decepcionante por haberse negado a reconocer y respaldar el derecho a la ciudad. Por el contrario, valora positivamente las jornadas paralelas organizadas por la sociedad civil.

Un representante de Ecologistas en Acción ha asistido, invitado por el Ayuntamiento de Madrid, a la Tercera Conferencia de Naciones Unidas sobre Vivienda y el Desarrollo Sostenible, ONU-Hábitat III, en Quito, celebrada entre los días 17 y 20 de octubre.

Las cumbres convocadas por la agencia de Naciones Unidas para el hábitat, ONU-Hábitat, se realizan cada 20 años y tienen por finalidad poner al día las condiciones de vida en las ciudades del planeta, así como definir estrategias y modelos de mejora de dichas condiciones.

Cerca de 30.000 personas se han inscrito en las jornadas oficiales ONU-Hábitat III. Además se han realizado actividades paralelas en otros centros de Quito, destacando las jornadas convocadas por la Asamblea General de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), ‘Alternativas Urbanas y Sujetos de Transformación’, y por los colectivos agrupados bajo el lema de ‘Resistencia a Hábitat 3’.

Siendo el objetivo de la cumbre la aprobación de una denominada Nueva Agenda Urbana (NAU) para los próximos 20 años, hay que señalar que el resultado se considera fallido, tanto por Ecologistas en Acción como por otros muchos participantes. La NAU es muy débil en el diagnóstico de la situación y en las propuestas, y más aún en los compromisos concretos. Esta debilidad es el resultado de los equilibrios realizados para satisfacer a todos los gobiernos firmantes. Entre sus incongruencias y limitaciones destaca, como hecho más visible, la negativa al reconocimiento y respaldo explícito al derecho a la ciudad, principio asumido por colectivos y organizaciones sociales en las diversas regiones del planeta, e incluso incorporado a diversas constituciones nacionales en países latinoamericanos.

Otras llamativas omisiones en la declaración se refieren a temas tan cruciales como el impacto del cambio climático en los territorios habitados y asentamientos humanos, o la creciente realidad de las llamadas ciudades informales (entornos que se mantienen al margen de las normas y reglas) en las diferentes regiones del planeta. Ambas cuestiones insoslayables que por su magnitud y relevancia requieren un diagnóstico riguroso, así como propuestas y objetivos concretos, sin embargo la NAU se limita a una mención superficial.

Una crítica generalizada también ha sido que la agenda estaba pactada previamente a la cumbre, por lo que las autoridades de ONU-Hábitat han señalado desde su inicio que las reuniones y debates de la propia cumbre no podrían en ningún caso alterar su contenido y redacción. Esta circunstancia ha vaciado de contenido la cumbre oficial.

No obstante, la cumbre, al margen de sus objetivos oficiales, debe considerarse un éxito en las jornadas paralelas. Se han establecido importantes lazos entre los colectivos participantes y se han alcanzado consensos en torno a las dinámicas necesarias para lograr ciudades más sostenibles y equitativas.