La Declaración de Impacto Ambiental (DIA) positiva del Almacén Temporal Individual (ATI) de la central nuclear de Almaraz (Cáceres) será positiva, según se ha filtrado a la prensa. Este es un paso más hacia la prolongación de la vida de la central más allá de los 40 años.

Según los cálculos de Ecologistas en Acción, basados en datos oficiales del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), las piscinas de combustible gastado de Almaraz I y II se saturarán en 2022 y 2023 respectivamente, más allá de los 40 años de vida de estos reactores. La construcción de un ATI para Almaraz antes de esas fechas no es sino poner los medios para prolongar la vida de los reactores más allá de 40 años y llegar a los 60, cumpliendo así con las pretensiones de la industria nuclear española. El proceso de licenciamiento y construcción del ATI podría haber comenzado tras el cese de explotación de la central, sin que se supusiera ningún retraso para el proceso de desmantelamiento.

La DIA positiva no sorprende a nadie, dados los enormes intereses de la industria nuclear en continuar con la explotación de la central, que produce aproximadamente un millón de euros de beneficios netos al días para sus propietarios. Tan claro lo tenían los explotadores de la central (Iberdrola 53%, Endesa 36%, Gas Natural Fenosa 11%) que ya han solicitado la licencia de obras al Ayuntamiento, lo cual resulta escandaloso, puesto que realizan esta petición sin tener los permisos preceptivos del Ministerio de Industria y la DIA positiva publicada en el BOE y sin esperar a que venza el preceptivo periodo de reclamación tras la publicación en el BOE.

Las autoridades se están plegando así a la satisfacción de los intereses de unas empresas privadas todopoderosas pasando por encima de la seguridad de la población y del medio ambiente. Y pasando por encima de la inquietud del Parlamento portugués que se ha dirigido al Gobierno en numerosas ocasiones interesándose por la situación de la central.

Para Ecologistas en Acción lo más sensato sería proceder a un cierre escalonado de las centrales y abrir a continuación un debate sobre qué debe hacerse con los residuos radiactivos.