La Junta de Castilla y León continúa sin cumplir con sus deberes en materia de conservación y gestión del lobo, protegido por el Convenio de Barna (ratificado por España en 1986) y por la Directiva Hábitats, del año 92. En consecuencia, sigue sin adoptar medidas que hagan posible la coexistencia entre el lobo y la ganadería extensiva. En este echar balones fuera, ha derivado responsabilidades en pólizas de seguro privados y no ha adoptado procedimientos para una comprobación y el resarcimiento de daños diligente y proporcionada. Pero es que, comenzando por la base, ni siquiera tiene la Junta un censo de población avalado científicamente.

La cosa no acaba ahí. Frente a esta serie de despropósitos ambientales, ganaderos y sociales en el medio rural, la Ministra Tejerina ayer se congratuló y apoyó las peticiones del Consejero en vez de exigirle el cumplimiento de sus obligaciones frente a unas leyes y objetivos que obligan a todos los españoles, y que sí son llevados a cabo por otras Comunidades Autónomas.

Ecologistas en Acción quiere subrayar que el futuro de la ganadería extensiva de ovino no está en peligro por el lobo sino que está herida de muerte por las perversas ayudas de la PAC que han hecho mas rentable el abandono que la mejora de las explotaciones. Asimismo, que los controles poblaciones no reducen los daños como queda demostrado con los datos de daños, que no disminuyen sino que aumentan a medida que se persigue más a las poblaciones de lobos.

La Junta de Castilla y León tampoco ha hecho nada por promover una carne de cordero de calidad basada en alimentación en el medio natural, que la identifique como carne de inmejorable calidad ya reconocida. Por desgracia, una navidad más los corderos de nuestra ganadería de páramos, sierras y rastrojeras perderán dinero a favor de unos corderos de origen y alimentación desconocida. Cuestión clave de la ganadería y medio rural de CyL, que ha sido obviada por Ministra y Consejero en favor de una cuestión menor, pero de mayor apariencia política y mediática como el lobo, chivo expiatorio de la pésima política en ganadería extensiva de JCyL y ministerio.

La organización ecologista recuerda que los grandes carnívoros son los controladores naturales del equilibrio de los herbívoros silvestres, y esa función produce efectos en cascada en la pirámide ecológica, que redundan en una mayor salud de la fauna, la vegetación, el agua y el aire. La necesidad de restaurar esos equilibrios naturales es una prioridad mundial, y por eso las subvenciones al campo, que se pagan con los impuestos de todos, deben estar sujetas a la adopción de prácticas respetuosas con el medio ambiente, que es nuestro patrimonio común. Según la organización, sólo vivir de espaldas a nuestro entorno es lo que puede explicar que nuestros políticos no se enteren de cómo funciona la vida que nos sostiene.