Hallado el cadáver de un individuo electrocutado de Águila Perdicera en uno de los múltiples tendidos eléctricos próximos al Refugio de Fauna de Castrejón, ubicado en torno al Embalse homónimo en el Tajo a su paso por la provincia de Toledo. El ejemplar, encontrado en una revisión rutinaria como resultado de los trabajos de seguimiento de la incidencia de los tendidos eléctricos sobre la avifauna que en esta zona desarrolla Ecologistas en Acción, se suma a la larga lista de electrocuciones que esta especie viene padeciendo en la zona de manera sistemática.

Ya son más de 80 (en los 15 últimos años) los individuos encontrados en estas circunstancias en un radio inferior a los 50 kilómetros medidos desde el citado Embalse. Escandaloso número para una especie declarada “En Peligro de Extinción” en Castilla-La Mancha y con menos de 10 parejas reproductoras en toda la provincia de Toledo.

Ecologistas en Acción solicita a la Consejería de Medio Ambiente la disposición de fondos para la modificación de varios de estos tendidos en las proximidades del Refugio de Fauna de Castrejón.

Se trataba de un individuo de apenas un año de edad (por la tonalidad de su plumaje) nacido la primavera pasada, posiblemente en el territorio de cría de alguna de las escasísimas 10 parejas de Águila Perdicera que aún se reproducen en la provincia de Toledo.

El Águila Azor Perdicera (Hieraaetus fasciatus) o Águila de Bonelli, es la gran rapaz con el grado de regresión más evidente de toda la provincia de Toledo, mayor incluso al presentado por especies tan valiosas y protegidas como el Águila Imperial. Las transformaciones del hábitat, las muertes por disparo, las molestias en los territorios de cría durante el período reproductor y por supuesto, la electrocución en los tendidos eléctricos de individuos de todas las edades, son las causas principales de su desaparición de los campos toledanos.

Así y al ritmo que vamos, todos los expertos en la especie auguran una debacle difícilmente reversible en su población toledana que puede hacerla desaparecer totalmente de nuestros cielos en los próximos 15 años.

Las muertes por electrocución de Águilas Perdiceras en Castrejón, se producen en éste tendido y en otros del entorno que se encuentran perfectamente identificados. Tal es el caso de un tendido eléctrico, propiedad de Iberdrola, que discurre entre La Puebla de Montalbán y la Subestación Eléctrica de Portusa. En esta otra línea, en la que tras varios años de seguimiento hemos podido contabilizar hasta 14 individuos electrocutados de Águila Perdicera, aún no se ha llegado a una solución definitiva, pues a pesar del aislamiento de los apoyos que más muertes producen (el cual fue acometido por acuerdo entre la Consejería de Medio Ambiente y la empresa eléctrica) durante otra revisión rutinaria a principios de año, pudo identificarse otro individuo electrocutado bajo uno de los postes ya modificados.

El hallazgo de éste otro individuo, cuyos restos fueron identificados en el Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas de Sevilleja de la Jara, vino a corroborar que la toma de medidas como la modificación de los apoyos de la línea no es efectiva en el 100% de los casos, aunque bien es verdad que con actuaciones de este tipo se disminuye notablemente el riesgo de electrocución y la cuantía de las muertes anuales por tendido.

Por todo lo anterior se solicita a la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Rural los siguientes puntos:

1º.- Aprobación definitiva del Plan Regional de Recuperación del Águila Perdicera (al igual que se ha hecho con especies como el Lince Ibérico, el Águila Imperial, la Cigüeña Negra y el Buitre Negro).

2º.- Dado que parece demostrado que el entorno de Castrejón se constituye como sumidero de efectivos de la población de esta y otras especies de grandes rapaces, pretendemos que entre todos y para beneficio de todos -incluida nuestra fauna, claro está- el entorno de Castrejón sea declarado como “de especial riesgo para la avifauna amenazada”, al amparo de lo estipulado en el artículo 5.1 del Decreto 5/1999, por el que se establecen las normas para las líneas eléctricas con fines de protección de aves.

3º.- Una mayor disposición de fondos para acometer nuevas modificaciones en las líneas de la zona que se han mostrado como de mayor incidencia de muerte por electrocución.