Un año más el Gobierno, con el beneplácito del Parlamento, vuelve a incrementar los gastos militares, alcanzando la cifra de 58 millones diarios.

Los gastos militares contraídos en esta partida presupuestaria implican un elevado endeudamiento a medio plazo del estado. Sólo la participación en diferentes programas militares, como el “Eurofighter” o el de helicópteros “Tigre” va a suponer más de 18.000 millones de euros entre 2002 y 2021.

A partir del 1 de enero de 2006 se vivirá otro momento «histórico», ante el incremento de un 5,54% del Presupuesto de Defensa según figura en el Proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado. Una parte de esta se reflejará en los sueldos de los militares, quienes gozarán de una subida de un 25% a lo largo de tres años (desde 2006 a 2008).

Pero además, el gasto militar real es aún mayor de lo que queda reflejado en la partida del Ministerio de Defensa, ya que hay más gastos repartidos por otros ministerios (ver adjunto). Así, realmente el 12,04% de los PGE se pueden contabilizar como gastos militares.

Estas partidas presupuestarias se encuadran dentro de las políticas de la Unión Europea, recogidas tanto en el documento “Una Europa segura en un Mundo mejor” como en la maltrecha Constitución Europea, de aumentar el gasto militar de cada uno de los estados que la conforman, factor indispensable para crear una Europa superpotencia.

Parte del gasto destinado a Investigación, Desarrollo e Innovación Tecnológica (I+D+i), se dirige hacia la investigación militar, siendo el Estado español el segundo del mundo que más invierte, en porcentaje del PIB, en investigación militar, tras EE.UU. Sólo en 2005, el Ministerio de Industria invirtió más de 1000 millones de euros para financiar diferentes programas militares. Para 2006 la cifra que prevé el gobierno es de 1683,85 millones de Euros.

El Estado continúa, además, enajenando su patrimonio público, por ejemplo vendiendo terrenos de cuarteles para urbanizar, ya que se financia de una manera temporal el gasto corriente generando una falsa imagen de crecimiento económico. Además se desconoce qué cantidades se están recaudando por la enajenación de esas infraestructuras.

El gasto dedicado a la industria militar no se puede justificar tampoco basándose en la creación de puestos de trabajo. En la industria militar hay 17.000 puestos de trabajo directos y 16.000 indirectos, lo que suma 33.000 puestos. Según la cámara de comercio un puesto de trabajo cuesta un total de 9 millones de las antiguas pesetas. Es decir, que por menos de 297.000 millones de pesetas eliminaríamos los puestos de trabajo en el sector militar. Menos de una cuarta parte de lo que este año se gastará el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio en subvencionar a empresas privadas para que investiguen y desarrollen artefactos de guerra.

El incremento de los gastos militares mediante estrategias contables pone de manifiesto el ya de por sí elevadísimo coste que el militarismo tiene para el conjunto de la sociedad. Este hecho se agrava porque todo este gasto contribuye a la generación de un planeta cada vez más militarizado que se cobra vidas, injusticia social y destrucción medioambiental.

Este artículo se ha redactado a partir de un documento extenso realizado por José Toribio